por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuando fue el silencio


1. La última carta.

La última carta. Ya no sabremos como hubiese sido su ‘Don Quijote’. Tampoco lo que pensará el odioso funcionario que dijo “no” a su solicitud de ayuda cuando se cumplieron cuatrocientos años desde la publicación del magno referente de la literatura hispana, mundial. Probablemente el hombre no piensa nada. Probablemente el hombre no piense. De lo que pudo haber sido tenemos ‘La última carta’ de Cervantes al Duque de Lemos en ‘Morente sueña La Alhambra’. Pero por muchos “vuestra excelencia” que en ella le dirige el cantaor al burócrata, a este no se le ablandó el corazón. A propósito de esta carta, que en realidad es la dedicatoria del ‘Persiles y Sigismunda’, le dijo a Miguel Mora en 1995: “el pobre Cervantes le llama cinco veces “vuestra excelencia”. Pero lo que le quería decir es “hijo de puta”.



2. El último concierto.



El último concierto. Es un sueño. A veces es una pesadilla, el féretro cubierto de coronas de flores abandonado en un cubículo rectangular, blanco, a dos metros bajo tierra. Y nosotros solos. Sobre su adorada María Zambrano: lo que antes fue aire, ahora es mármol. Lo que llama, oro, la lágrima cristal. Y otras, extrañamente, se apodera de nosotros una inefable felicidad que es la de haberlo conocido, el agradecimiento que sentimos hacia la vida por haberlo puesto en nuestro camino. Se ha ido como lo que era, un grande de España, en su última representación. El escenario del Isabel la Católica en Granada, su Granada. La capilla ardiente se abre a la una, aunque yo llevo una hora en la cola. Hasta la una y media no accedo al patio de butacas a contemplar la última representación. Miles de ciudadanos anónimos, entre ellos Fosforito, Luis Cabrera, Pedro Barragán, Asunción. Juan Carlos Romero no dice nada, sólo está. Como Manuel de la Luz. Un coloso llamado Paco Ibáñez se sienta justo en la butaca que hay delante de mí. Silencio. El último concierto de Enrique Morente fue una representación de silencio. Arriba, junto al féretro y el mar de flores, Aurora Carbonell, bailaora y hoy viuda de España. Se ha ido como lo que era, un grande de España. Y eso es también una inmensa alegría. La familia, también Soleá Morente, no tiene tiempo para respirar en su inmensa, formidable tarea en esta representación de la muerte real, que consiste en recibir pésames: Vicente Amigo, Nani y Antonio Sánchez, Juan Carmona, Andrés Marín, Noemí Martínez, Curro Aix, Marina Heredia, José y Encarna Anillo, Eva Yerbabuena. Ningún grito, ningún llanto, que los hay a miles, miles de seres anónimos que desfilan ante el féretro conminados por la guardia urbana, la guardia del tránsito; ningún llanto, repito, rompe la armonía del silencio. ¿Ángel Gabarre, fiel escudero, roto de lágrimas, qué será de ti sin tu caballero andante?

Manolete habla de ‘Amor de Dios’ por no hablar de la muerte. Hace un día espléndido en Granada y en la cuesta de la Alhambra las mimbres del río lloran mansamente. Dos coches de policía abren el cortejo que pasa por la puerta del guitarrero Francisco Díaz, que cantó y contó con Morente. El cementerio es un tumulto de vida porque el dolor también es vida, Arcángel está transido y Ortiz Nuevo parece sereno aunque me consta que es de los que más lloran. Todo se ha cumplido, los operarios hacen su trabajo con ritmo y hasta buen humor, delicados pero enérgicos, como le hubiese gustado al maestro. Pero hablando de los gustos del maestro: ¿qué hace este predicador mediático evangelista y del PP, arengando a la concurrencia? ¿No había cantado a los cuatro vientos Morente cuál es su fe, su profunda fe de vida? Todo está cumplido y nos quedamos, los que podemos soportarlo, los que no podemos soportarlo, alrededor de una tumba sin nombre. Como perros desconsolados sin amo al que seguir.




Imágenes: el cantaor en el Patio de los Leones, una imagen interior de su disco 'Morente sueña La Alhambra' y Morente en directo, por Takase.

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