por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un bailaor mútiple

I Muestra de Flamenco. Cía. Javier Barón. Baile y coreografía: Javier Barón. Cante: José Valencia. Guitarra: Javier Patino. Tres cubano: Raúl Rodríguez. Violín: Alexis Lefebre. Percusión: José Carrasco. Lugar: Teatro Central, Sevilla. Fecha: Martes, 24 de septiembre. Aforo: Casi lleno.

Este alcalareño es un valor seguro. En ocasiones está bien y en otras, como anoche, magnífico. La idea es que lo que en el pasado eran interludios musicales entre baile y baile, ahora se presentan en igualdad de condiciones que la danza, tanto en la extensión como por la calidad de las mismas.

Todos los músicos que arroparon anoche a Barón son enormes solistas, como han demostrado sobradamente en sus respectivos proyectos individuales. Lefebre introdujo la fantasía y el virtuosismo del violín romántico. Raúl Rodríguez fue una brisa fresca del Caribe, con la calidad y dulzura de la cuerda metálica y su impresionante puesta en escena: este sevillano es un bailarín innato, y dota a sus interpretaciones de enorme carga visual. José Carrasco, contundencia y una tupida red en la que dejarse caer. Patino es la sobriedad y la profundidad melódica. Y José Valencia un superdotado del cante que cuando le canta al baile se despreocupa y lo da todo, en todos los sentidos: poderío vocal, entrega absoluta a la emoción y enciclopedismo. 



Barón estuvo múltiple. No sólo sobrio, como siempre; elegante, como siempre. Adueñándose de todo el espacio escénico, como siempre. Anoche, además, parecía que no se le iban a agotar jamás los recursos y que estos surgían sobre la marcha de sus extremidades, de su centro.

Gran inicio, por tanto, de este nuevo ciclo que, en el contexto actual,no deja de ser un milagro: el de que la sala grande del Teatro Central se llene cuando los intérpretes van a taquilla. Ole por el público sevillano.

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