Muere a los 88 años el cantaor Pies Plomo, padre de José de la Tomasa y
último protagonista de los ‘cantes de cuartito’ de la Alameda de Hércules
Lo que se va es la memoria de la
Alameda. Un sistema artístico tan despótico y humillante en lo personal como
sublime en lo artístico. Los cantaores, los guitarristas, y también algunos
bailaores que antes de la guerra civil habían triunfado o “echado los dientes”
como artistas en las plazas de toros de toda España, tuvieron que buscar su
manutención en la posguerra en el cuartito. El público proletario que había
surgido como consumidor por las nuevas condiciones laborales de la República,
no estaba para fiestas en los cuarenta y el señorito pasó a ser el sustento del
flamenco. Lo contó el propio Pies Plomo y así lo trascribió Lola Pantoja:
“había una relación entre el cantaor y la prostituta y si el señorito la tocaba
y armaba alboroto, el cantaor no tenía más remedio que aguantarse y cantar”.
Pero en esta precariedad de medios y de dignidad, se desarrolló el arte de
genios del siglo XX como Tomás Pavón, Pepe Aznalcóllar, Antonio el de la Calzá
y un largo etcétera entre el que está el propio Manuel Vallejo o la Niña de los
Peines. Con ellos convivió y de su arte se alimentó un joven Manuel Giorgio
Gutiérrez, que había nacido el año 24 en el 40 de la calle Ciego, en el corazón
de la Alameda de Hércules sevillana, que con trece o catorce años ya
frecuentaba Casa Morillo, La Sacristía, Casa Bautista, Las Siete Puertas y Los
Majarones, esto es, los locales de cante flamenco de la noche alamedera. Se lo
contó a Manuel Cerrejón en la película ‘Alameda de Hércules’ y a Pantoja en el
libro citado ‘El cante de cuartito’: “Algunas veces mi suegra me mandaba por mi
suegro [Pepe Torre] y yo le decía: “que me ha dicho Gracita que si ha ganao
usté algo”. Y él me daba un duro y con eso ya tenía para mantener un día a toda
la familia, que eran siete chiquillos”. Pies Plomo era la memoria de la Alameda
y la de Triana, es decir, de todo el cante de Sevilla. Pues en sus tiempos de
pescador de río alternó con los cantaores del Zurraque que le enseñaron los
cantes de la Adonda y de Ramón el Ollero.
Grabó en 1973 con la guitarra de Eduardo de la Malena, y
dos obras colectivas en los 80: el primero fue un disco doble del 86, ‘Los
últimos de la fiesta’, con Tragapanes, Maera, El Coco, Cobitos, Enrique Orozco,
Manuel Ávila, La Periñaca, Tía Marina, El Negro, La Sallago, Pepe Albaicín, Tío
Juane, Isidro Sanlúcar, Eduardo de la Malena, Habichuela el Viejo, Manolo
Carmona, El Tranca y su mujer, Tomasa. Este disco, y la gira a que dio lugar,
fue una idea genial de Ortiz Nuevo que puso en órbita a algunas de las viejas
glorias vivas de nuestro arte, con el baile de Tía Juana la del Pipa y Pastora
la del Pati. La otra grabación colectiva de los 80 fue ‘En la raíz del Cante’
(1988) con Perrate, Tomasa y Pedro Peña. Pies de Plomo cantaba con un hilillo
de voz dolorida, dulce y sentimental.
Pies Plomo estaba casado como
saben con Tomasa Soto Díaz, La Tomasa, hija de Pepe Torre y sobrina del mítico
Manuel Torre. La Tomasa falleció hace unas semanas por lo que imaginamos la
soleá inconsolable que reina en estos días en la casa del cantaor José de la
Tomasa, hijo de la pareja. Fue Pepe Torre el que le dio nombre artístico a Pies
Plomo, que es el dedicatario de una peña flamenca situada en la calle Dársena
de Sevilla.
descanse en paz.
ResponderEliminarsu eco era de los que se te quedan.
repertorio originalísimo.
condolencias a la familia.
juan, gracias por el obituario.
Gracias a ti por tu comentario, un abrazo
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