por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







lunes, 28 de mayo de 2012

Todo Israel Galván



'Israel Galván. Imaginación en libertad'. José Luis Navarro y Eulalia Pablo. Libros con duende. 214 págs. PDF.

La de Israel Galván es una de las más fascinantes aventuras de la danza contemporánea. El libro de Navarro y Pablo es un recorrido minucioso por este camino. Hay un primer capítulo biográfico y el resto de la obra, excepto el último capítulo, es un análisis pormenorizado de cada espectáculo del bailaor. Se analizan sus técnicas, sus pasos, sus motivaciones, con declaraciones del propio intérprete, y su evolución desde aquel seminal y despojado '¡Mira!' (1998) hasta la máxima depuración que significa, hasta la fecha, 'La curva' (2010). Galván se ha domesticado, no cabía otro destino. Como no fuera la demencia, como señala en sus primeras obras. Para decirlo de otra manera, el bailaor se ha hecho adulto. Para gozo nuestro, naturalmente. Depurando sus espectáculos, estilizándolos al máximo, sin menoscabo de su compromiso profundo. En un momento en que la danza y el flamenco se encuentran en una encrucijada Israel Galván representa una apuesta por los orígenes del buen bailar: expresar emociones, técnica (portentosa en su caso, pero eso da igual) al servicio de la expresión individual, porque en un corazón humano está la humanidad toda. Galván no es un atleta, ni una cara bonita, ni un cuerpo escultural, ni un espantapájaros, ni un artista de circo, como ocurre en buena parte del arte contemporáneo. Es un ser humano, que se emociona, sufre y goza, y el distanciamiento que propone en sus obras, fruto de la técnica portentosa de que hablábamos antes, hace que la barrera del pudor caiga por los suelos. Galván es un artista del siglo XX, marcado por la desgracia y los horrores, sólo que ya puede encararlos desde el humor, la ironía y el distanciamiento, otra vez, que significa estar en el bando de los supervivientes. En el último capítulo Navarro y Pablo hacen una disección de los movimientos de Galván, del origen y el sentido de cada uno de sus pasos, incorporados o de propia creación. Debajo de toda esta gramática, de todos los recursos, físicos o intelectuales, de todos los conceptos, de toda la técnica, queda el intérprete, un ser humano desnudo. La distancia de un maestro a otro es infinitamente menor que la que va de uno de ellos a sus discípulos. Galván es un maestro porque ha inventado un lenguaje nuevo. 




Y, como todos los maestros, éste es fruto estricto de una necesidad expresiva. La diferencia con sus discípulos, que los tiene y en número mayor de lo que se piensa (en el fondo, toda la danza flamenca actual está marcada por su huella), es que la mayoría de los mismos asumen las tendencias de Galván por puro oportunismo y confunden el lenguaje con el mensaje.


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