por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







domingo, 4 de marzo de 2012

Morente compositor


Los Evangelistas
'Homenaje a Enrique Morente' 
Producido por Martin Youth Glover. El Volcán Música.




El cante flamenco es un arte de composición. Los que creen que se trata de un repertorio fijo, que se repite, ignoran que existen melodías de apertura, de transición, de climax y de cierre que el cantaor combina a voluntad. Sobre esta estructura clásica del flamenco tradicional, Morente, como la mayoría de los cantaores, ha construido sus cantes. Los Evangelistas han tomado las realizaciones concretas de Morente y les han puesto guitarras y baterías, así como voces del pop sombrío. La dicción coral de Antonio Arias y El Jota le dan a todo el disco un aire fantasmal y de mantra, mientras que la guitarra distorsionada aporta la épica propia. Para llevarlas a su mundo, que es el mundo de Enrique Morente: Lagartija Nick registró todo un álbum con Morente, Omega, y vienen colaborando con el maestro desde entonces. En especial Eric Jiménez. Los Planetas sufrieron la inmersión flamenca en La leyenda del espacio`.




En 'En un sueño viniste' la melodía original, en tonos menores, y las modulaciones, se mantienen casi intactas y, no obstante, la canción, pues de una canción flamenca se trata, esta vez sí, sometida a una estructura rígida, y no un cante abierto al mecanismo de composición que describíamos arriba, la canción, decía, es otra. La guitarra acústica subraya el aspecto sentimental del original morentiano (aquí autor de todas las melodías originales) aunque llevado a una fórmula más distanciada y sombría, menos comprometida, pues de una canción de amor se trata. Es el mismo caso que 'Encima de las corrientes', también original del cantaor, una canción no sujeta a nigún ritmo flamenco concreto que, por ello, se mantiene en gran medida intacta. Y es que el salmo literario no puede ser más sentimental, y la melodía le corresponde en todos sus extremos: al cabo, el objeto de un salmo es ser cantado. El sentido ceremonial de la canción y del poema se aviene a las mil maravillas con el rock apretado, denso, intelectual, enfático, farragoso y en ocasiones pedante, de Lagartija y Los Planetas.



En la seguiriya es donde el espíritu Morente se muestra más vivo: guitarras distorsionadas, el ritmo de hemiola en la batería y la tremenda voz flamenca, en este caso de Carmen Linares. Se trata, sí, del espíritu de 'Omega' y del que subyacía a sus experiencias con Sonic Youth. Aquí adquiere más sentido que en ningún otro momento del disco el tono elegiaco. Unido al muro de sonido a lo Velvet Underground. Morente remató su composición sobre el poema de Machado 'Yo poeta decadente' con una sentimental copla flamenca de Luis Rius que aquí canta Soleá Morente, con una afinación y una entrega, con una elegancia desbordante. En su voz, esta copla de desamor se convierte, no podía ser menos, en un llanto fúnebre. 'La Estrella' también la canta Soleá. Una brutalidad serena. Las guitarras distorsionadas parecen un juego de niños comparadas con la pasión que hay detrás de la canción.



Con que delicioso intimismo hacen los Evangelistas el tirititrán de las alegrías, que se traen a tonos menores, siguiendo en alguna medida el original. Duele escucharlo, y acaso ésa es la intención. Este disco es un ejercicio de madurez. El rock que se reconoce en sus raíces sin complejos. El flamenco que se reconoce, organológica y espiritualmente, en su tiempo. Como hizo Angelillo al cantar granaínas, fandangos y milongas con el acompañamiento armónico de una orquesta. Una aventura que cortó de raíz la guerra civil, y que se olvidó cuando al flamenco le cayó, en los años 40 y 50 del siglo pasado, esa pátina gris y rancia de falso casticismo y neoprimitivismo. Angelillo, por ejemplo, fue el primer actor-cantor que miró a los ojos de la cámara en la historia del cine español. Por no reiterarles las conexiones con las vanguardias técnicas, escénicas y organológicas de su tiempo de Carmen Dauset, El Canario Chico, La Rubia, La Argentina, Marchena, Fernando Vilches o Vicente Escudero, que ya hemos comentado.


Nota: Las imágenes corresponden a la presentación del 'Omega' en el Festival Vaivenes Flamencos 2008.

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