por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 7 de diciembre de 2012

El amor siguió esperando


Baile, coreografía y dirección: Leonor Leal. Cante: Rocío Márquez. Guitarra: Paco Iglesias. Percusión: Raúl. Botella. Dirección escénica: Víctor Zambrana. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves 6 de diciembre. Aforo: tres cuartos.


Es una de las más interesantes bailaras del momento. Por su contundencia, sensualidad y entrega. Lo acontecido el jueves por la noche nos la presenta en una encrucijada: la tierra y el cielo, la tradición y la cabeza, seducción y huida, lujuria y austeridad, Eros y Tánatos. Lo normal es que cada generación viva Eros y Tánatos, que son experiencias universales, a su manera. Leonor Leal se identifica con las melodías, las letras y hasta las coreografías tradicionales. Pero es en la puesta en escena, en el vestuario, sin duda la más superficial apariencia, donde mira hacia ... hacia otras tradiciones que se llaman, desde hace décadas, danza contemporánea o teatro contemporáneo o ascética centroeuropea. La seguiriya funcionó como un reloj, al igual que la farruca. 



La contención, el virtuosismo rítmico masculino, la austeridad, la rigidez y hasta la castración, en lo que se refiere al espacio utilizado o privilegiado, como en el atuendo y demás elementos de la puesta en escena. En los tangos y las alegrías la cosa encalla porque los tangos son Caribe, África pura, lujuria, exceso, miel, Dionisos, caderas. Ritos solares de fertilidad, como los abandolaos de mediterránea lujuria. No digo que dos cosas contradictorias, y hasta opuestas, no se puedan conciliar: en la experiencia humana se concilian a cada segundo. Digo que esta conciliación no tuvo lugar en la noche del jueves. La bailaora no lo tiene claro y, consecuentemente, el público tampoco. Leal se debate entre lo que es, una bailaora deliciosa, y lo que quiere ser. Las fórmulas flamencas (melódicas, líricas, coreográficas) son abstracción pura, porque fue el tiempo el que las escanció. Leal convirtió, con tremenda elegancia, la pura tragedia, Tánatos, de la seguiriya, en fina desazón. Cuando llegó la entrega al Eros, se escamoteó y nos escamoteó. Aunque fue emocionante al dar un paso más allá del metro cuadrado en el que se mantuvo en la primera parte del espectáculo. Mas el amor siguió esperando.

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