por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 21 de diciembre de 2012

Los tres tenores de diciembre


Qué suenen con alegría! Voz: Jesús Méndez, Ismael Jordi, Manuel Lombo. Piano: María de los Ángeles Rubio. Guitarra: Santiago Lara. Director de escena: Francisco López. Lugar: Auditorio Fibes. Fecha: Jueves, 20 de diciembre. Aforo: Media entrada.

La cosa estuvo más cerca de un especial de Nochebuena de Raphael que de una típica zambomba navideña jerezana. De hecho la presencia de varias composiciones de Manuel Alejandro evocaron al maestro de Linares. La idea era un concierto a tres bandas: tres voces, tenor, cantante y cantaor. Tres formas de entender la navidad, de celebrar el nacimiento de la luz, el renacimiento de la tierra. Tres estados de ánimo, tres geografías del corazón. Y, en el pasado, tres etnias, tres clases. Ismael Jordi hizo un repertorio muy popular, en castellano, y se atrevió, incluso, a meterle mano a las melodías flamencas de tonás campesinas y nanas en la pieza a trío que abrió el recital. La idea es simple: dúos, tríos, solos, con un espacio amplio para cada sensibilidad y momentos también para el diálogo. Manuel Lombo se lanzó de lleno a la canción española y ligera, aunque lo más aplaudido de su propuesta fue la pincelada de baile, una pataíta por bulerías, que se marco al final de su intervención en solitario.




Jesús Méndez le metió mano a los villancicos flamencos más tradicionales: los ‘Campanilleros’ de Manuel Torre, ‘Vamos compañero’ por tangos de La Paquera, ‘Villancicos del Gloria’ por bulerías lentas ... El poderío del intérprete es asombroso, pero lo cierto es que estos cantes interpretados en solitario pierden toda su fuerza. Lo suyo es el coro, ese diálogo entre el solista y el grupo, puesto que hablamos de una celebración colectiva, de una fiesta ritual y social. Eso es lo que faltó, ese espíritu navideño, en el concierto. La escena impuso una distancia abismal, gélida, entre los intérpretes y el grupo que ni el ‘Tambolilero’, ni ‘El niño antes de nacer’, ni ‘Mañanita de diciembre’, ni el ‘Adeste fideles’. ni ‘Romance Pascual de los peregrinitos’ pudieron romper. Los tres tenores de diciembre.

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