por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







sábado, 17 de septiembre de 2011

Una lección de libertad

'Parque de María Luisa'
Guitarra: Rafael Riqueni , Yago Santos. Piano: Pablo Maldonado. Violoncello: José Luis López. Contrabajo: Manuel Calleja. Batería: Guillermo McGill. Cantaora invitada: Mayte Martín. Lugar: Teatro Lope de Vega de Sevilla. Fecha: Jueves, 15 de septiembre. Aforo: Lleno.

Eché de menos a gente querida del mundo del flamenco anoche en la inauguración de la temporada del Lope. Un concierto gratuito que se grabó para el documental que Paco Bech está dirigiendo sobre el músico sevillano. Jóvenes flamencos, cantaoras, guitarristas, bailaoras, que hubiesen aprendido una gran lección de libertad. Los conciertos de Riqueni no sólo son un regocijo para el corazón, puesto que el tocaor toca ya, sólo, todo, con eso, con el corazón. También son, era el de la noche del jueves, el evento flamenco de la temporada.

Pero ¡yo estaba! Y gente que admiran y quieren a este músico irrepetible que pasó a la historia de este arte con sus dos primeros discos, que el arte jondo aún no ha terminado de digerir. Su nueva propuesta, naíf, impresionista, bebe del posromanticismo nacionalista, con poema programático y todo, en este caso todo un poema vegetal llamado Parque de María Luisa. La dificultad de la obra, como de otras inspiradas por el niño que fueron sus autores (desde Mozart a Bartók, pasando por Schumann o Debussy) no se deriva tanto de lo técnico como de una interpretación a pecho descubierto. Riqueni estuvo directo, abierto, honesto. Maravilloso. Apabullante y silencioso.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Soleares del Corralón

Soleares del Corralón






I




De largo la vi pasar

Había luz en la cara

Y tiniebla en el mirar.





II



Ay, que fatigas tan dobles

Verte y no poderte hablar.

Una a una me fueron ahogando

Como las olas del mar



III



Quererte y no poderte hablar

Ay, que penita tan grande.

Si te pudiera raptar

Y a mi camita llevarte.





IV



Ni tú eres mi mujer

Ni yo soy tu marío.

Tampoco somos amigos

Ni dos desconocidos.





V



Que tú algún día me quisieras

Es un ensueño imposible.

Pero el dejar yo de adorarte

Mi cuerpo no lo permite.







VI



Fatigas me dieron

Ganas de llorar,

Cuando la vi del brazo con otro

Corralón de Castellar.

(Seguiriya 1)







VII



¿Qué anoche tú me quisiste?,

un sueño prima sería.

Los sueños se desvanecen

Al amanecer del día.







VIII



Soñando yo te besé.

Cuando llegó el alba

Tus labios eran papel







IX



Soñando yo la besé,

Cuando llegó la mañana

Muy solito me encontré.







X



Le digo a mi corazón,

Serrana, que eres muy niña.

Verte y no poderte hablar,

Más honda se hace la herida.







XI



Mi mano a ti te tocó,

En mi pecho pasó todo,

Por ti nada pasó.







XII



Fatigas me dieron

Ganas de llorar

Cuando la vi que el otro la besaba

Por la calle Castellar.

(Seguiriya 2)









XIII



Como te quiero tanto

No puedo verte como eres.

Quisiera encontrarte faltas

Pa olvidar estos quereres.









XIV



Fatigas me dieron

Ganas de llorar

Cuando la vi de dormir con el otro:

Imaginación fatal.

(Seguiriya 3)









XV



No te buscaba

Y allí te encontré.

Porque mi corazón siempre te busca

Aunque en otra esté.

(Seguiriya 4)









XVI



No quería resbalar

Y me resbalé:

Las piedras manaban lágrimas

Que por ti yo derramé.

(Seguiriya 5)





XVII



Salí del Corralón

Me fui pal Corte Inglés.

Las fatiguitas serrana de que no me quieres

Mordíeron mi piel.

(Seguiriya 6)







XVIII



Se lo digo a mis amigos

Una cosa es que te cante

Y otra que sea tu mendigo.







XIX



Te lo dije en una broma,

Ni estoy loquito por ti

Ni muero por tu persona.







XX



No es cierto que yo te quiera

Lo que pasa es que sin ti

se tarda la primavera.







XXI



Una soleá final

Quisiera darle a L.

Aunque es una seguiriya

Lo que por ella tenía.

viernes, 9 de septiembre de 2011

domingo, 4 de septiembre de 2011

A mí me han dicho comunista

'Libro de Morente' Vicente Núñez (ed.)
Córdoba, Boronia, 180 pp.

Este ‘Libro de Morente’, que así se titula la obra, es ciertamente extraño. Editado por Boronia, revista cordobesa que se define como “Slow Culture Magazine”, recoge lo que parecen cientos, aunque la cosa se queda en unas 60, historias “con Enrique Morente”. Son muchos los Enriques Morentes que desfilan por este libro.O el cantaor tenia varios dobles moviéndose por esos mundos o nunca paraba en su casa. De las plumas más diversas, desde colaboradores directos como Jesús Arias o Juan Verdú hasta personas que no lo conocieron, como Christina Rosenvinge, y que, sin embargo, tienen su “historia con Morente”. Se echan de menos muchos nombres de personas que estuvieron muy cerca del cantaor. Es decir, que no están todos los que son, aunque sí, tal vez, son todos los que están. Me sorprende que ninguna de las historias trate sobre la más común y la más mavarillosa experiencia (una de lasmás maravillosas al menos) que se pudo haber vivido con el maestro. Asistir a uno de sus recitales, digo. La excepción es el texto (ahora no recuerdo el autor, ustedes disimulen) que narra el estreno madrileño del ‘Omega’ en el Festival Caja Madrid. No del disco, sino del tema. Por lo demás, sigue pues vivo en el flamenco el mito del “cante del cuartito” (‘El cuarto’ es el título del texto que firma Pedro G. Romero), privilegiando pues el contacto en la cercanía del espacio íntimo con el cantaor, sobre el vínculo que establecía este intérprete, con su público, en espacios más amplios.Todos los autores, señoritos de cuartos por tanto, quisieron sentirse minorías, exquisita minoría, esa que tocó, que estuvo cerca, del mito. Hasta el punto es un tópico lo del cante de cuartito con Morente que hay un texto muy gracioso, porque no responde en absoluto a su nombre, titulado ‘Yo no conocí a Enrique Morente’ de JoanTomas. El texto titulado ‘Sobre la nevada’, de Pedro Calvo es pura poesía, una delicia, mientras ‘Qué dirá la Aurora’, de Paco Luque, es desternillante. Son los dos extremos de un conjunto de anécdotas en las que,no obstante, lo que predomina es el puro testimonio autocomplaciente más o menos estilizado. Mucha noche, muchas copas. Mucha amistad.




Yo no voy a ser menos y voy a recordar aquí, hoy, al Morente por teléfono. Era un gran conversador, también en la distancia. El fijo no tenía el reconocimiento de llamadas de manera que había que enrollarse un rato con el contestador antes de que el cantaor, una vez identificado al interlocutor, descolgara. En una ocasión lo llamé al móvil y estaba tirado en la carretera, camino a Madrid, donde cantaba al día siguiente. Ahí estaban, en plena llanura manchega, él y su Mercedes, esperando al gruista. En 2009 hablamos en varias ocasiones sobre un asunto feo. Ahora que todo ha pasado, lo puedo decir: estaba inquieto por una denuncia judicial interpuesta en su contra por un periodista sevillano. Yo lo tranquilizaba diciéndole que, por mi parte, había sido denunciado hasta en tres ocasiones por injurias y calumnias pero que jamás me habían condenado. Que en España la libertad de expresión estaba salvaguardada. Me sentía culpable porque el maestro había sido denunciado por una carta que yo le había publicado en un medio en el que colaboraba por aquella época. La verdad es que le mentía un poco cuando le decía que yo estaba seguro de que en España la libertad de expresión estaba asegurada.

- Sí, pero imagínate que me toca un juez derechón. Mira lo que le ha pasado a Luis García Montero. Lo más peligroso de la carta, dice el abogado, es que le llamo fascista.

- Hombre Enrique, fascista se refiere a un periodo de la historia europea, no es ningún insulto. Es como si a ti te dijeran comunista.

- A mí me han dicho muchas veces comunista.

La denuncia no prosperó.