por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







jueves, 26 de noviembre de 2009

Biografías: Enrique Morente (I)

Es el más importante músico y cantaor flamenco de nuestros tiempos. Ésta es una afirmación rotunda y comprometida. Tengo mis razones, para hacerla. Mis gustos.

La primera de mis razones es que Enrique Morente Cotelo (Granada, 1942) canta muy bien. Canta con sentimiento porque entrega en este acto toda un alma, la suya, dolorida. El arte flamenco, hora es ya de decirlo con todas las letras para evitar equívocos, como todo arte por supuesto, es arte del dolor, el que produce el desequilibrio entre el mundo y el individuo. Es una forma de compensación. El flamenco se posiciona ante la naturaleza y la sociedad porque hay algo que le duele, que no va bien. Y por eso dice “ay”, dirá alguno de ustedes. Con razón. Morente canta por esa desazón, en virtud de ese malestar, por encontrar equilibrio, un centro, a través de la voz. El flamenco es también, por supuesto, una celebración vital, una descarga energética, una demostración de la naturaleza que se halla en el fondo de todos nosotros.

Morente canta muy bien. Lo mismo el canon flamenco que las nuevas músicas flamencas que el inventa para las poetas que le duelen, que le alegran. Además de ello es ingeligente. Que resulte clásico para algunos y vanguardista para la mayoría es un hecho que no dice gran cosa. Morente es dórico y corintio a un tiempo. En sus primeros discos es de un clasicismo radical, excesivo para un chico de veinte años. En ellos demuestra Morente que aprendió la lección que vorazmente cogió de sus maestros en los años sesenta de los tablaos madrileños. Morente se juntó con los viejos, a escucharlos: Bernardo el de los Lobitos, Pepe de la Matrona, Juan Varea, Perico el del Lunar, Manolo de Huelva, Aurelio Sellés. A escuchar de sus vocecitas temblonas sus cantes y sus historias. Cantes e historias de un hombre que no llegó a viejo, Antonio Chacón que, ya lo irán sospechando ustedes, es el verdadero creador del arte flamenco. Viejos con memoria de elefante que le trasmitieron la devoción a una obra que ellos vieron nacer, a un hombre al que contemplaron morir. Chacón configuró el repertorio flamenco a finales del siglo XIX y principios del XX. 

Morente es el más chaconiano de los cantaores de nuestra época y sin embargo es tildado de heterodoxo. Cosas que pasan en el flamenco, en el arte. En toda su obra es radical la huella chaconiana, aunque en sus primeros cinco discos este influencia raya la devoción religiosa. Morente se hizo hombre, cantaor de flamenco, por Antonio Chacón, imitando los gestos, las actitudes de rebeldía, los melismas de Chacón. El quinto disco de Morente se titula ‘Homenaje flamenco a don Antonio Chacón’ (1977). En él descubre a los aficionados flamencos el legado del gran cantaor jerezano. Aunque como buen granadino dórico, hombre del oriente al cabo, incluyó en estos discos los fandangos del Yerbabuena y las granaínas. Sin embargo el Morente más mineral de esta etapa pujante, hermosa, primera, inaugural, es el cante de las minas: tarantos y tarantas de Almería, cartageneras y malagueñas. Morente descubre en estos primeros registros la potencia que es capaz de expresar su rabia y su capacidad melismática. Para muchos este es el mejor Morente, el más perdurable.

Eso sí, ese mismo año de 1977 del disco dedicado a Chacón también grabó otro titulado ‘Despegando’. En él introduce música flamenca nueva, inédita, a ritmo de tangos y bulerías, compuesta por él para cantar textos nuevos, algunos firmados por él mismo, de afirmación personal y regional, y otros de poetas como Miguel Hernández y Antonio Machado. También la influencia de otras músicas, las de la egipcia Om Kalsoum. Y Morente cantando mejor que nunca. Morente barroco, soberbio, retorcido por el melisma. El acierto de nuestro cantaor, que no fue el primero en cantar poetas de los llamados cultos, consistió en crear nuevas músicas para cada poema, en lugar de adaptar los poemas a los palos clásicos, que fueron compuestos para otro tipo de poesía, la flamenca en cuartetas octosílabas. A los nombrados les seguirían Manuel Machado, Pedro Garfias, Alberti, Nicolás Guillén, José Bergamín, etc. También los de siglo de oro: San Juan, Fray Luis de León, Quevedo. Y los de la edad media: Juan del Encina. Incluso de otros idiomas: Al-Mutamid, Leonard Cohen.

En la imagen, Enrique Morente. Foto cortesía del artista.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Las fosas del flamenco

Hace unas semanas se iniciaron las excavaciones que conducirán, previsiblemente, a la exhumación del cuerpo de Federico García Lorca. Por esos valles y barrancos todavía permanecen enterrados los restos de muchos artistas flamencos.

Lo que resulta mucho menos conocido es la cantidad de artistas flamencos muertos violentamente o desaparecidos en la guerra civil. Se cumplen ahora 70 años del final de la contienda, que son 70 años de silencio a propósito de estos hombres y mujeres flamencos que dieron su vida por una idea de España que ellos creían mejor. Se cumplen 70 años de la desaparición de Chaconcito y 72 de la muerte del Corruco de Algeciras. La historia de Federico García Lorca se repitió unos días más tarde, en Cáceres, en la figura de uno de los cantaores más populares del periodo, el Chato de las Ventas. El cantaor se hallaba en la ciudad extremeña por un azar, volvía de una gira andaluza y paró a descansar. Fue apresado y condenado a muerte en un juicio sumarísimo. Juan Valderrama cuenta en sus memorias que murió de un ataque cardiaco cuando lo sacaban para fusilarlo. El Corruco de Algeciras desapareció en el frente de Balaguer en 1937 y Chaconcito, joven promesa de este arte, en el de Madrid en 1939. La diferencia del Chato respecto a Lorca es que su familia sí pudo recuperar su cuerpo. Sin embargo, si Lorca se convirtió en un símbolo mundial, sobre el Chato de las Ventas y sus compañeros calló un olvido fulminante.


La Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica nació con la intención de subsanar este olvido. Pero los gobiernos central y autonómicos se ha mostrado tan tibios en la aplicación de las mismas, que incluso algunos jueces estrella han tratado de superar la timidez de aquellos. El problema de base es creer que esto beneficia, simplemente, a unos cuantos nostálgicos de la República. No es cierto. La recuperación de nuestra historia beneficia a todos, víctimas y verdugos. Es el único camino para la reconciliación. Como declaró Ian Gibson hace unos días, a propósito de Lorca, “este país no avanzará hacia el futuro hasta que no supere su pasado”. Me consta que un grupo de estudiosos, historiadores, investigadores flamencos y artistas, presentó una propuesta de Recuperación de la Memoria Histórica Flamenca a la Agencia del Flamenco de la Junta de Andalucía. El proyecto recibió buenas palabras y la promesa de dos directores sucesivos de la institución de llevarse a cabo, en uno u otro modo. No obstante, el proyecto sigue en dique seco desde hace tres años y sólo ha recibido algún impulso de Ibercaja y la Sociedad Flamenca El Dorado de Barcelona. No obstante el proyecto es 100% andaluz porque fueron andaluces los artistas flamencos que se comprometieron en la defensa de la legalidad republicana, y que dieron la vida por ello. Primero en el advenimiento del régimen, saludado con efusión por la estrella flamenca del periodo, Manuel Vallejo, a través de una serie de grabaciones de “fandangos republicanos” que enseguida fueron secundadas por otras estrellas del periodo como Guerrita, Niño de la Huerta, Niño Fanegas o el señalado Corruco de Algeciras. Manuel Vallejo sufrió represalias por sus vínculos políticos y, aunque salvó la vida, no logró remontar su carrera. Otros, como el señalado Chato de las Ventas, el Corruco, Chaconcito, no corrieron la misma suerte. Luis Caballero habla en sus memorias del fusilamiento de su padre y su condena a trabajos forzados. También hubo fallecidos notorios por la violencia ejercida desde el bando republicano, el más significativo de ellos el gran guitarrista Luis Yance. La lista de represaliados y exiliados incluye a Angelillo, Carmen Amaya, Sabicas, Luis Maravillas, Niño de Utrera y un largo etcétera. Sirvan estas líneas como testimonio de que su dolor no calló en las fosas del olvido.

En la imagen, Lorca y La Argentinita.