por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







sábado, 26 de octubre de 2013

Más tierra

'Tierra' de Vicente Amigo. Guitarra, composición  y dirección musical: Vicente Amigo. Cante: Rafael de Utrera. Guitarra: Añil Fernández. Percusión: Paco González, Patricio Cámara. Bajo eléctrico: Juan Manuel Ruiz. Violín: Alexis Lefebre. Flauta: Agustín Carrillo. Lugar: Teatro de la Maestranza, Sevilla. Fecha: sábado, 26 de septiembre. Aforo: Lleno. 
La taranta de anoche es el sueño y la realidad de la guitarra flamenca contemporánea. La taranta es la tierra, esta vez sí. La abstracción y el furor, la disonancia flamenca alejada del melodismo dulzón del cancionero occidental 'mainstream'.


Para sentir emociones viriles hay que servirse de "armonías macho", como las llama Tomatito. El cancionero de 'Tierra' es mayormente dulzón, inspirado en una cierta forma pop de entender algo que nunca existió, la llamada 'música celta'. Y la tierra, dicho está, es la taranta. Gracias por esta taranta, por mandar silencio para quedarte a solas con las entrañas. Con su taranta, porque este guitarrista hace suyo todo lo que toca. Con la facilidad de usar recursos que parecen al alcance de cualquiera pero que hoy son señas de identidad jondas de Vicente Amigo. La taranta es el sueño de lo que pudo haber sido la guitarra flamenca por este camino de tierra. Y la realidad de la guitarra flamenca, anoche, durante 10 minutos, sobre las tablas del Maestranza.







viernes, 25 de octubre de 2013

Curso 'Historia del Flamenco: el cante, el baile, el toque'. Nuevo horario intensivo


Energía desbocada



Cía. Iván Vargas. Baile, coreografía y dirección: Iván Vargas. Cante: David el Galli, Moi de Morón, Manuel Tañé. Percusión: José Carrasco.Guitarra: Juan Campallo. Colaboración en la zambra: Rocío Vargas, Estela Rubio, Sandra Córdoba. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 24 de octubre. Aforo: Tres cuartos de entrada.

Es el mismo discurso todo el rato. No sólo en los diferentes estilos que baila, seguiriyas, tarantas y alegrías en el caso de anoche. No hay matices diferenciales, ni en el paisaje que evoca, ni en el estado de ánimo. Lo mismo ocurre a lo largo cada pieza. No hay valles porque todo es climax. Es pura energía, un turbión, un caballo desbocado que no sabe a donde va. Mucha energía, mucho ruido. Mucha vida, desde luego. Mucha percusión. No obstante, Iván Vargas tiene unas bonitas manos bailaoras: lo vimos en una falseta tremolada de la taranta, no así en la falseta de las alegrías. Quizá esté último estilo fue el más descontextualizado. Todo fue un frenesí y, como dijo el clásico, "fuese y no hubo nada". 



Tampoco entendí muy bien el papel de las mujeres en la escena: se limitaron a tocar las palmas, a tender sus manos hacia el bailaor, a entrar y salir de escena, no sé con qué objeto. Iván Vargas es un buen bailaor. Su arte está lleno de frescura y, naturalmente, de fuerza. Además, ya está dicho, tiene unas bonitas manos. Sus excesos dramáticos pueden llegar a encauzarse en un discurso coherente, aunque ayer resultó sobreactuado en muchos momentos de su recital. Creo que está demasiado pendiente de la audiencia. Quizá sería beneficioso para su arte que se olvidara un poco del público y se centrara en lo que desea comunicar. Es un artista con un enorme potencial: el reto es ahora pulir lo accesorio para que emerja el baile pertinente que lleva dentro.

Iván Vargas acudió a la sala Joaquín Turina con un elenco notable, de voces grandes y rotas, que hicieron unos fandangos abandolaos muy gustosos. Y un guitarrista polivalente, imaginativo y lírico. Su toque solista, íntimo, emotivo, pulido y elocuente, fue el único instante de serenidad en el frenesí de la noche.

martes, 22 de octubre de 2013

Todo generosidad, nada gratuito


Baile: Eva Yerbabuena. Cante: Enrique el Extremeño, Segundo Falcón, Jeromo Segura. Guitarra: Paco Jarana. Percusión: Antonio Coronel. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: lunes, 21 de octubre. Aforo: Lleno.

La AECC celebra sus 60 años de lucha con una gala protagonizada por Eva Yerbabuena.

Para encontrarse a uno mismo conviene haberse perdido antes. Si esta bailaora, Eva Yerbabuena, es relevante, si ha marcado el baile femenino de los últimos diez años, no es por su enorme destreza técnica, pese a lo que creen algunas de sus émulas. Tampoco por su poderío dramático. Ambos son consecuencia de haberse encontrado a sí misma como artista. Lo cual, como suponen, tiene que ver con encontrarse a sí misma como ser humano. Un mortal, de carne y hueso, es lo que hay en el escenario. Todo es elocuencia y la precisión se presenta con un halo de naturalidad, de suavidad, de ternura incluso, en las antípodas de buena parte de la estética de la danza flamenca actual. Yerbabuena baila la tragedia de la seguiriya y luego celebra la vida por fiestas en la gala de la Asociación Española Contra el Cáncer. Convoca la Asociación, organiza la Fundación Machado con la colaboración de Cajasol, que cede su sede para la ocasión. 60 años de generosidad, por la vida. 


Lo que en esta bailaora es generosidad, todo lo contrario de gratuidad. Nada en su baile está por estar. Todo es genuino y los endiablados zapateados también tienen un sentido. Hay artistas, seres humanos, que logran esto por gracia y a otros les es concedido el don del esfuerzo, del trabajo duro, para lograrlo. Éste, creo, es el caso de Yerbabuena: todo lo que vimos anoche en el escenario fue generosidad pero nada es gratuito. Todo tiene el sentido de la entrega, la consciencia del instante al que llamamos vida. Así que, encuéntrense a sí mismos, señores y señoras, ahí está el secreto: quizá usted no viva en el virtuosismo, a lo mejor tiene la suerte de que la eternidad mora en un solo gesto de su mano, de sus ojos, de su cadera. A lo mejor usted no tiene que esforzarse tanto para ser quién es. Pero, ¿quién no se ha perdido, alguna vez?



domingo, 20 de octubre de 2013

Curso 'Historia del Flamenco'


La guitarra austera de Antonio Rey




'Camino al Alma' Antonio Rey. Producido por AR, Emi



El tercer disco de Antonio Rey es una obra más íntima y austera que sus anteriores entregas e incluye las colaboraciones de Miguel Poveda, Diego Carrasco, El Cigala y Josemi Carmona

El nuevo disco de Antonio Rey (Madrid, 1981) sigue la estela de los dos anteriores, aunque con una producción más austera, directa. No obstante, la obra cuenta con algunos "nombres", es decir, intérpretes de sobra conocidos en el mundo de lo jondo con los que Rey colabora habitualmente y con los que ha querido atraer la atención sobre su nueva obra. Así, en ‘Camino al alma’ encontramos la voz de Diego el Cigala en las bulerías ‘Arco de Santiago’, un toque fresco en tonos menores, mayores y flamencos en los que Rey se muestra sereno y austero, una serie de falsetas cantables con los estribillos de Farruquito, que ha colaborado también en sus anteriores discos, y el cante tradicional del cantaor madrileño. Al tío Morao son las segundas bulerías de este disco, con las voces de Diego Carrasco y Miguel Poveda, compañeros de Moraíto, el tocaor fatalmente desaparecido hace dos años. Antonio Rey toca algunas falsetas del maestro a cuatro manos con Diego, el hijo de Moraíto. Si las otras bulerías son Antonio Rey al 100%, en esta segunda entrega el tocaor, de orígenes jerezanos, ha pretendido camuflarse en la tradición de un toque tan asolerado como el de los Morao de Jerez. Diego del Morao le da la réplica con emoción y entrega. Soniquete puro y duro. Carrasco dice la letra que le compuso a Morao cuando éste murió y Poveda se acuerda también del que le acompañara en sus primeros discos. Como dice uno de los jaleadores: "¡Viva tío Morao!".

La rumba, arreglada por Chaboli, es el tema más jazzístico del disco, merced a la colaboración del pianista Diego Amador y el bajista Antonio Ramos. Una pieza dulce, sentimental, sensual y cantable, de pegadizo estribillo instrumental. Diego el Churri, hermano de Raimundo y Rafael Amador, se adueña de la segunda mitad del tema con su piano que, siendo virtuoso, se presenta con un ropaje sencillo. La pieza que da título al disco son unos fandangos muy sabrosos, relajados, con un estribillo pegadizo cantado por José Treviño y Los Makarines, con unas modulaciones épicas, virtuosos en lo rítmico y que incluye unas castañuelas, instrumento este poco frecuente en la discografía flamenca actual.

Los otros dos temas de este disco que presenta Rey con el acompañamiento de su grupo son de filiación estilística no estrictamente flamenca. El primero se presenta como ‘bolero’ y es la guitarra de Josemi Carmona la encargada de dar la réplica melódica a Rey. El mano a mano entre los dos guitarristas madrileños, ambos de origen andaluz, jerezano uno como queda dicho y granadino en el caso de Carmona, se resuelve en una canción pausada, sentimental poderosa y directa, plena de swing y emoción, que se resuelve en aires levantinos. Alma es el hombre de la primogénita de Antonio Rey y lo es, también, de la pieza que cierra esta obra. Una canción sentimental construida sobre un brillante trémolo en tonos menores con notables modulaciones y arreglos a cargo de los teclados de Alex Romero y el violín de Tomás Potiron, arreglistas de la pieza. 


 


Lo mejor de 'Camino al alma', naturalmente, son los dos toques de puro concertismo flamenco que ofrece la obra. La granaína es la pieza más larga de la entrega, nada menos que seis minutos y medio de toque alhambrista. Una pieza morosa, evocadora y dulce que, dialogando con la tradición de este toque creado por Ramón Montoya, lo lleva a otras dimensiones, dotándolo de acentos contemporáneos aunque no falta el arrastre y el trémolo característicos. Es, junto a la taranta, el lugar donde la destreza técnica de Rey llega más lejos. La taranta, con una duración similar a la granaína, es una obra contenida, distante, categórica y sutil. Una autentica exhibición de vitalidad jonda. No en vano, el tocaor obtuvo el Bordón Minero en el concurso de La Unión en 2003. Otros galardones obtenidos por Rey son el Nacional de Córdoba en 2010 o el Giraldillo de la Bienal de Sevilla en 2012. Rey se inició en el flamenco de la mano de su padre, el cantaor homónimo, con el que, con tan sólo nueve años, se trasladó a México, donde Antonio Rey padre estuvo trabajando en un tablao, como cantaor y tocaor, varios años. Su bachillerato flamenco tuvo lugar en Japón, país en el que estuvo viviendo un año, donde aprendió de los diferentes tocaores que recalaban en el país nipón con las distintas compañías de baile español y flamenco. Ha militado en las compañías de Yoko Komatsubara, Antonio Canales, Manuela Carrasco, Rafael Amargo y Farruquito. No obstante, recientemente ha manifestado su intención de dedicarse en exclusiva a la guitarra de concierto. Reconoce las influencias, en su formación, de Miguel Iglesias y del sonido cañorroto, sobre todo durante su militancia en la compañía de Antonio Canales, al margen de la sombra de Paco de Lucía, presente en toda la guitarra flamenca contemporánea y para el que ha compuesto la taranta que suena en este disco. Es hermano de la cantaora Mara Rey. Ha compuesto música para Antonio Canales, Farruquito, Manuela Carrasco, el Nuevo Ballet Español, Rafaela Carrasco, Andrés Marín y Rafael Amargo. Este es su tercer disco tras ‘A través de ti', que le produjo Gerardo Núñez en 2007, y ‘Colores del fuego’, publicado en 2011.

viernes, 18 de octubre de 2013

Es imposible callarla



IV Festival de la Guitarra. Toño Contreras Quintet. Guitarra eléctrica: Toño Contreras. Contrabajo: Javier Delgado. Batería: Nacho Megina. Piano: Chiqui Cienfuegos. Saxo tenor: Leandro Perpiñán. Percusión latina: Arnaud Clerc. /Quinteto de Gerardo Núñez. Guitarra: Gerardo Núñez. Contrabajo: Toño. Cajón: Cepillo. Baile: Carmen Cortés. Cante: David Carpio. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 17 de octubre. Aforo: Tres cuartos de entrada.

La música de Gerardo Núñez es sentimental y enérgica. No es que combine estos dos estados de ánimo en pasajes sucesivos de un concierto sino que es sentimental y enérgica en el mismo momento. En los climax tiene un resto de nostalgia. Eso sí, pulida, depurada, brillantemente expuesta, pudorosamente encriptada pero accesible para un oyente avezado. Y en los pasajes de intimidad mantiene esta envoltura de pulcritud y formas solares. Es un repertorio magnífico, un clásico ya de la guitarra contemporánea. Eso sí, el sonido de su concierto fue lamentable. La guitarra apenas se oía y se acoplaba a menudo. Quizá ésta fue la razón de que el baile racial y entregado de Carmen Cortés protagonizara buena parte del recital, ya que el trío que estaba anunciado se convirtió en quinteto por arte de birlibirloque. Un concierto, no obstante, pletórico de energía y de soniquete en el que el Cepillo es la contundencia y el contrabajo del Toño la elegancia. Carpio, por los problemas comentados, brilló en sus intervenciones lejos de la megafonía. 


 

La primera parte estuvo protagonizada por la guitarra jazzística de Toño Contreras que derivó de fórmulas más etéreas y swing, sobre composiciones de Billy Strayhorn y Shearing a la polirritmia y a la contundencia del saxo tenor de Sonny Rollins y composiciones propias, de corte más contemporáneo por tanto.

Programa doble, pues, para un festival dedicado a la guitarra clásica pero que en la noche de ayer tuvo sus excursiones a otras formas más populares de concebir este instrumento. Larga vida a este proyecto que nació en condiciones tan duras como las que nos acosan en los últimos cuatro años.