por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 18 de octubre de 2013

Es imposible callarla



IV Festival de la Guitarra. Toño Contreras Quintet. Guitarra eléctrica: Toño Contreras. Contrabajo: Javier Delgado. Batería: Nacho Megina. Piano: Chiqui Cienfuegos. Saxo tenor: Leandro Perpiñán. Percusión latina: Arnaud Clerc. /Quinteto de Gerardo Núñez. Guitarra: Gerardo Núñez. Contrabajo: Toño. Cajón: Cepillo. Baile: Carmen Cortés. Cante: David Carpio. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 17 de octubre. Aforo: Tres cuartos de entrada.

La música de Gerardo Núñez es sentimental y enérgica. No es que combine estos dos estados de ánimo en pasajes sucesivos de un concierto sino que es sentimental y enérgica en el mismo momento. En los climax tiene un resto de nostalgia. Eso sí, pulida, depurada, brillantemente expuesta, pudorosamente encriptada pero accesible para un oyente avezado. Y en los pasajes de intimidad mantiene esta envoltura de pulcritud y formas solares. Es un repertorio magnífico, un clásico ya de la guitarra contemporánea. Eso sí, el sonido de su concierto fue lamentable. La guitarra apenas se oía y se acoplaba a menudo. Quizá ésta fue la razón de que el baile racial y entregado de Carmen Cortés protagonizara buena parte del recital, ya que el trío que estaba anunciado se convirtió en quinteto por arte de birlibirloque. Un concierto, no obstante, pletórico de energía y de soniquete en el que el Cepillo es la contundencia y el contrabajo del Toño la elegancia. Carpio, por los problemas comentados, brilló en sus intervenciones lejos de la megafonía. 


 

La primera parte estuvo protagonizada por la guitarra jazzística de Toño Contreras que derivó de fórmulas más etéreas y swing, sobre composiciones de Billy Strayhorn y Shearing a la polirritmia y a la contundencia del saxo tenor de Sonny Rollins y composiciones propias, de corte más contemporáneo por tanto.

Programa doble, pues, para un festival dedicado a la guitarra clásica pero que en la noche de ayer tuvo sus excursiones a otras formas más populares de concebir este instrumento. Larga vida a este proyecto que nació en condiciones tan duras como las que nos acosan en los últimos cuatro años.

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