por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







lunes, 29 de agosto de 2011

Amor y pedagogía

'Glosa Flamenca'. Cante: Alicia Acuña, Niño de Elche. Guitarra: Raúl Cantizano. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: sábado, 27 de agosto. Aforo: Lleno.

El espectáculo tiene una cierta inspiración didáctica que se concreta en la exposición de los diferentes estilos agrupados por familias melódico-rítmicas. En lo único que no estoy de acuerdo de su planteamiento es en la denominación de básicos a los cantes que expusieron en primer lugar, desde el romance a la seguiriya pasando por las tonás. A no ser que entendamos la denominación como un guiño irónico-homenaje al mairenismo que regía estéticamente esta primera descarga. En todo caso, básicos, o por mejor decir, fundamentales o generadores, son los estilos más cercanos a lo bailable y/o folclórico de cada una de las descargas: tangos, cantiñas, guajiras (el primer cante que registra la discografía) soleares (que provienen del jaleo). Básico es, ante todo, el fandango, programado pero que no salió a escena por “exceso de metraje”.

Cantizano expuso un criterio historiográfico en consonancia con la actualidad investigadora: la evolución histórica es un proceso de estilización desde lo bailable, en donde, a menor tenaza rítmica, mayor desarrollo melismático. Criterio que choca con la consideración de básicos a estilos tan elaborados en lo melódico como tonás o seguiriyas.

Acuña vino con la voz rozada lo que imprimió a su interpretación mayor dramatismo y naturalidad, más franqueza expresiva. La merma de sus grandes facultades aportó, curiosamente, humanidad a su dicción del cante.

El trío 'La, la la' del Alcázar

El Niño de Elche fue bajando su centro cantaor de la cabeza al corazón hasta el punto de que, sostenido por unas facultades cantaoras enormes, tanto en lo físico como en la técnica, tuvo un par de explosiones de pura emoción en las bulerías finales, sobre versos de Alberti o tradicionales-lorquianos, que levantaron espontáneas muestras de empatía en el público.

La particularidad tocaora de Cantizano, como solista imaginativo o sosteniendo al cante, es la frescura. Se lo pasa bien sobre el escenario, se divierte inventando nuevas variaciones en que la épica y la contundencia se alían con la espontaneidad de ejecución, fruto de una larga cohabitación con la guitarra, o retozando con las formas tradicionales del toque, que despoja de toda solemnidad museística para ofrecérnoslas como recién paridas, todo luz y color, sensualidad y travesura.

(Este artículo es una versión amplaiada del publicado el 28-9-11 en el Diario de Sevilla en donde, por una errata de edición, el nombre del espectáculo 'Glosa Flamenca' aparecía sustituido por el de uno de sus intérpretes 'Raúl Cantizano'. Sirva esto como fe de errores).

jueves, 25 de agosto de 2011

Noctuario de un seductor

Voz y guitarra: Javier Ruibal. Lugar: Jardines de la Buhaira, Sevilla. Fecha: Martes 23 de agosto. Aforo: Lleno


Tanto desliz de un continente a otro, de una noche a otra, de Manhattan a la Tacita de Plata, de Mombasa a la plaza Bibarrambla, del son al flamenco, de la canción de autor a la polirritmia africana, es una cuestión de fidelidad a uno mismo. Donde el corazón te lleve, al final de la tierra o a este concierto de las canciones de hoy. Este cantautor sabe que el público es la ola más suave y el tsunami más arrollador. Por eso elige serle fiel a su repertorio de hoy, aunque eso exija no pocos coqueteos para ganarse a la mayoría que preferimos serle fiel al cantautor de ayer: para nosotros fue 'La novia del Colto' o 'Agualuna', para que nos despacháramos a gusto en los coros. O a lo mejor eran otros los títulos, pero a mí me conviene, cuestión de estilo, citar estos: ¿no dicen que todas sus canciones son iguales? Quien lo dice es que no sabrá tocar la guitarra, desde los tanguillos a los toques de levante, desde el son montuno hasta el arpegio acariciante. Con lo difícil que es cantar y tocar de esta manera, incluso sin hacer dos cosas a la vez y no estar loco.



Como buen don Juan, este Javier hace siempre lo que quiere aunque ello parezca exigirle, pero es más bien una vocación de seductor impenitente, seguir coqueteando durante la pausa, largar y largar entre canción y canción... y no queremos que pare. "Usted en qué trabaja" dicen que le preguntó Lorca a Ezpeleta, "Yo soy de Cádiz". Hablar, morder, besar, comer, cantar: por la boca vive y muere el pez de la Caleta, aunque éste sea del Puerto de Santa María.



Esto es una canción de amor. Esto es una cuestión de honor. Esta también. Y esta. Dos horas y pico, un hombre con una guitarra y unos pedales en el suelo con los que trata de arroparse. Es la vida cotidiana, vaya líos, de un seductor cuyas canciones tienen en sus títulos más nombres de mujer que olas tiene la mar.

¿Que esto no es una crítica sino envidia pura?, ¡claro! La luna es el sol de los muertos: el que lo dijo no ha vivido la noche de anoche, la noche de Agualuna.

sábado, 20 de agosto de 2011

La última soleá

La despedida de los escenarios de la maestra Blanca del Rey, La Unión, 8 de agosto de 2011




viernes, 19 de agosto de 2011

Reir, llorar, aborreder, amar

Cante: Rosario la Tremendita. Guitarra: Salvador Gutiérrez. Lugar: Jardines de la Buhaira, Sevilla. Fecha: Martes, 16 de agosto. Aforo: Lleno.

La última vez que estuvo en Sevilla, en la Bienal del año pasado, se presentó con 13 músicos. Tenía ganas de verla en formato clásico, voz y guitarra. Un recital clásico, que no tradicional, o no estrictamente tradicional. Aunque cantó soleá, milonga, bulerías, tangos, guajira, fandangos, alegrías, granaínas, martinetes. Salvador Gutiérrez estuvo pletórico, sustituyendo a los doce músicos antedichos, porque La Tremendita no renunció a las nuevas melodías, a los aromas cibernéticos, en su propuesta. Ya saben, la modernidad, dicen, viene del frío. Del norte, de la cabeza. Y La Tremendita dio un salto de calidad en su arte gracias al frío, al azul neón. A la búsqueda melódica, melismática, armónica. Por eso, cuando se rompe por soleá, como hizo el martes, resulta mortal de necesidad. Puro corazón.

Se lo dijo, en un jaleo, a Gutiérrez: “ole lo difícil”. Están en la edad, los dos son jóvenes y guapos. Están en la edad de hacer lo difícil. Aunque cuando hacen lo sencillo, lo directo, como en la soleá, es brutal. Algún día entenderán que lo más difícil es lo sencillo: reír, llorar, aborrecer y amar. Respirar. Como en la soleá, ya digo, también por el acompañamiento de la guitarra, que se volvió tierra.

La guajira, sobre todo en su primera parte, fue un puro disfrute de melodía zumbona al ritmo amalgamado de doce tiempos, para dejarse llevar por el mar del Caribe. La guajira de La Rubia y El Mochuelo, pura delicia melódica y rítmica. Claro que, hablando del Caribe, ningún negro cubano se hubiese atrevido a bailar el tango que interpretaron La Tremendita y Gutiérrez, a fuer de estilización melismática y textos metaflamencos. Pues fueron los esclavos cubanos los que inventaron el tango, extramuros La Habana. Más América en la milonga, que en realidad fue un cante que debe a Marchena el 99% de su configuración actual, al menos tal y como la ejecutaron estos intérpretes.

Y es que el arte, la música, no es filosofía, ni religión, ni ciencia. Trabaja con conceptos, con fórmulas matemáticas, claro, pero sólo en la medida en que sirven al símbolo. Por eso el arte occidental, después de Schönberg y Joyce, hace un siglo, encontró en el rayajo altamiro el summun de la abstracción, de la modernidad. Igual que la soleá de tres versos, puro haiku del corazón: “no me duele que te vayas/ me duele que te llevas/ sangre mía en las entrañas”. Quiero decir que al flamenco le pasó lo mismo que al resto de artes occidentales: de hecho ya surge como arte de la concisión, como arte abstracto, que se dirige directamente a las emociones, sin necesidad de argumento, exhibición técnica ni, mucho menos, contexto conceptual (salvo el genérico del romanticismo que lo alumbró). Pero es que ellos son tan jóvenes y guapos. Todavía no tienen rayajos en la frente. En el corazón. En las entrañas.


Foto: Ana Manotas.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Diego el Cigala y Tomatito en el LI Festival Internacional del Cante de las Minas

Diego el Cigala canta tarantas con la guitarra de Diego del Morao.



Tomatito, por alegrías, con Morenito de Íllora, Simón Román, José Maya, El Cristi y Lucky Losada.

lunes, 15 de agosto de 2011

Palmarés del LI Festival Internacional del Cante de las Minas (y II)

Afinación, timbre denso y colorido, madurez, enjundia y conocimiento de los entresijos melódicos de este complejo entramado musical que son los cantes mineros. Esos han sido los valores que exhibió en la noche del sábado la joven cantaora extremeña Celia Romero para alzarse con la Lámpara Minera, máximo galardón que le otorgó el LI Festival Internacional del Cante de las Minas, sin duda el más prestigioso de los premios que se conceden en el ámbito jondo. De esta manera se impuso Romero a cantaores tan veteranos como Rafael de Utrera, que ha obtenido, no obstante, un premio por seguiriyas, o Evaristo Cuevas, segundo premio por mineras a su vez. La joven Romero, nacida en Herrera del Duque (Badajoz) hace sólo 16 años, suma a los 15.000 euros de la Lámpara, los 6.000 por la mejor minera y otros 4.500 por su interpretación de la taranta. Celia Romero nos comunicó “voy a celebrar el premio con mi familia”, que estuvo antenoche en La Unión “y luego en la feria de mi pueblo”.

Juan Torres 'Habichuela nieto'
El premio al mejor baile por tarantos, el Desplante Minero (10.000 euros) se lo disputaban dos bailaoras habituales en los tablaos de Sevilla, la gaditana, de Jimena, Lucía Álvarez 'La Piñona', y la californiana Lakshmi Basile 'La Chimi'. Finalmente fue la Piñona la que se alzó con el galardón, recogiendo La Chimi los 6.000 euros del segundo premio. Con 25 años, Lucía Álvarez es una de las jóvenes intérpretes del baile jondo con mayor proyección que, con la obtención del Desplante Minero, empieza a confirmarse. En su seguiriya, soleá con bata y taranto hubo destreza pero, sobre todo, enjundia. A su rotundidad rítmica une La Piñona depuración técnica, a su inventiva coreográfica, carnalidad. Intensa y sobria, dulce y contundente, sutil y categórica. Belleza y entrega son las claves de esta intérprete que dedica el premio a su madre, fallecida la pasada primavera.

El Bordón Minero (6.000 euros), premio mayor para el toque en La Unión, fue para el joven granadino Juan Torres Fajardo, nieto de Juan Habichela, que tuvo un par de guiños emocionantes para el añorado maestro Enrique Morente. El premio El Filón (7.000 euros) al mejor instrumentista viajó a Cádiz en las manos del pianista Sergio Monroy.

Lucía Álvarez


Este palmarés confirma en un 50% mi pronóstico (ver Diario de Sevilla del 2 de agosto). O quizá en un 100% ya que auguraba entonces que Rafael de Utrera se alzaría con el primer premio si estudiaba en profundidad un repertorio que no es habitual en él. En todo caso, el pronóstico ha sido más acertado que otros que se hicieron hace unos días y que decían basarse, no en el mayor o menor conocimiento del arte de los participantes, como era mi caso, sino en informaciones privilegiadas, tratando de desprestigiar un evento que es una institución jonda cuyo escenario ha contemplado el arte de Antonio Mairena, Paco de Lucía o Enrique Morente y en cuyo palmarés figuran con letras de oro los nombres de Canalejas, Enrique Orozco, Luis de Córdoba, Miguel Poveda, Mayte Martín o Israel Galván, por citar unos cuantos a vuela pluma. Espero que estos errores de pronónostico desautoricen, al menos por unos días, a los agoreros que cargan contra el que es sin duda el concurso jondo más prestigioso de la geografía flamenca. Y pretenden hacerlo, además, en nombre del flamenco. En todo caso, el año en que, debido a la crisis económica, el denunciar en prensa o por los juzgados al Festival de La Unión se ha convertido en un deporte para algunos, ha sido también aquel en el que el nivel artístico de los que competían era el más alto de los últimos años, lo que prueba que la Lámpara Minera no es, mayormente, un valor económico. Felicidades, por tanto, para los premiados y, sobre todo, para todos los participantes, por apostar por el flamenco, su historia, su prestigio y sus valores sentimentales, en un presente complicado en lo que al factor económico se refiere.
La Chimi

Fotos: Rafa

domingo, 14 de agosto de 2011

Palmarés del LI Festival Internacional del Cante de las Minas

La joven cantaora extremeña Celia Romero se ha alzado hace unas horas con la LI Lámpara Minera, máximo galardón que otorga el Festival Internacional del Cante de las Minas, sin duda el más prestigioso de los premios que se conceden en el ámbito jondo. De esta manera se impuso Romero a cantaores tan veteranos como Rafael de Utrera, que ha obtenido, no obstante, un premio por seguiriyas, o Evaristo Cuevas, segundo premio por mineras. La joven Celia Romero nacida en Herrera del Duque (Badajoz) hace sólo 16 años suma a los 15.000 euros de la Lámpara, los 6.000 por la mejor minera y 4.500 de la taranta. Celia Romero nos comunicó “voy a celebrar el premio con mi familia”, presente anoche en La Unión “y luego en la feria de mi pueblo”.

Lucía Álvarez, Celia Romero y Juan Torrres 'Habichuela'

El premio al mejor baile por tarantos, el Desplante Minero (10.000 euros) se lo disputaban dos bailaoras residentes en Sevilla, la gaditana, de Jimena, Lucía Álvarez 'La Piñona' y la californiana Chimi. Finalmente fue la Piñona la que se alzó con el galardón, recogiendo La Chimi los 6.000 euros del segundo premio. Con 25 años, Lucía Álvarez es una de las jóvenes intérpretes del baile jondo con mayor proyección, que empieza a confirmarse con la obtención de este Desplante Minero. En su taranto y seguiriya hubo destreza pero, sobre todo, enjundia. A su rotundidad rítmica une La Piñona depuración técnica, a su inventiva coreográfica, carnalidad. Intensa y sobria, dulce y contundente, sutil y categórica. Belleza y entrega son las claves de esta intérprete.
Lucía Ávarez recogiendo El Desplante

Celia Romero, Lámpara Minera 2011
El Bordón Minero, premio mayor para el toque en La Unión, fue para el joven granadino Juan Torres Fajardo, nieto de Juan Habichela, que tuvo un par de guiños emocionados para el añorado maestro Enrique Morente. El premio El Filón al mejor instrumentista viajó a Cádiz en las manos del pianista Sergio Monroy.



Lucía Álvarez, Desplante Minero 2011

Juan Habichuela nieto, Bordón Minero 2011
Sergio Monroy, Filón Minero 2011

Fotos: Rafa.



miércoles, 10 de agosto de 2011

Ha muerto Moraíto

La impresión es mayor, si cabe, porque anoche su hijo Diego, que recoge ahora el testigo de esta brillante casa tocaora, nos dijo que el padre estaba mejor. Hoy nos despertamos con la terrible noticia. Ha muerto la guitarra de Jerez. Porque Moraíto era Manuel Moreno Junquera (1955) y también otros Moraos, otros Moraítos. Moraíto también era el nombre propio artístico de su padre. Morao era, es, el nombre artístico de su tío Manuel, el genio de la familia, junto al fallecido. Manuel Morao revolucionó el toque flamenco en los años 50 y 60 llevando la estética jerezana, junto con su aprendizaje de Melchor de Marchena, a unas cotas artísticas insuperables. Es curioso que Manuel Morao se haya convertido en las últimas décadas en un retrógrado de calibre, cuando su toque, entre las décadas de 50 a 70, era el más geométrico y abstracto, a fuer de tensión y rabia tocaora, del panorama flamenco. 

En las manos de Manuel Moreno Junquera, Moraíto, al que despedimos hoy, este toque tenso, abstracto, se serena sobre la tierra. Porque el toque de Moraíto era tierra, era peso, era fuerza y solemnidad. Sin olvidarnos de algunos acentos humorísticos, en los estilos festeros, porque Morao era un guasón irredento.

En el capítulo dedicado a los niños flamencos de la serie 'Rito y geografía del cante' (1972) nos sorprende un adolestente Moraíto, perfetamente maduro como artista, tocándole por seguiriyas a un niño que canta como un viejo, pero no como un viejo impostado, no como un niño que imita la voz de un viejo, sino como un hombre que ha vivido, llamado Antonio Malena. En los ochenta Moraíto inicia una discografía realmente prodigiosa en la que ha acompañado a lo más granado del cante de su tierra, desde José Mercé a Moneo, pasando por los hermanos Agujetas, El Torta, Diego Carrasco, Fernando de la Morena, los Zambo, etc. Todos ellos se sienten un poco más solos hoy, como todos los aficionados nos sentimos huérfanos. Porque Moraíto era un hombre y era un universo. El universo de la guitarra de Jerez, una escuela tocaora bien definida, construida sobre un repertorio muy concreto: seguiriyas, soleares, bulería por soleá, cantiñas, malagueñas del Mellizo, tientos, fandangos. Y la bulería. Lo que Moraíto suponía para la bulería no se puede explicar fácilmente. Quizá sea suficiente decir, no obstante, que ha sido la mano derecha de José Mercé en los últimos 20 años.

Hizo dos discos en solitarios deliciosos. El primero de ellos, 'Morao y oro' (1992), editado y premiado en Francia: Montoya, Niño Ricardo, Luis Maravilla … todos ellos hicieron lo más importante de sus producciones para empresas de Francia. Francia y la guitarra flamenca. En ellos amplia el abanico de su toque a la rondeña, una rondeña casi naif, si la comparamos con lo que significa hoy este toque. Aunque, lógicamente, los discos están construidos en torno a los toques de ritmo, y con las consiguientes colaboraciones de lujo: el Torta, Fernando de la Morena, etc. Hizo muy pocas veces este repertorio solista en directo, cosas de casa. De la misma manera en la que Diego del Morao aún no ha podido presentar su brillante disco de debut en España. Escuché el repertorio de este disco en directo, con la guitarra sola además, sin otro músico alguno, el pasado enero en Róterdam. Aquella noche Diego sustituía a Moraíto, que era el artista que estaba en principio programado para Róterdam, debido a la enfermedad que hoy a llevado a Manuel a la tumba. Su hijo Diego del Morao, en el que este repertorio de ritmo, de tierra, solemne y grandioso se amplia al nivel armónico a los aires de los nuevos tiempos de la guitarra y del flamenco, es el gran depositario de este enorme legado tocaor.

domingo, 7 de agosto de 2011

Hoy hace un año

'Estrella Morente en concierto'. Cante: Estrella Morente. Guitarra: Montoyita, Monti. Palmas y coros: Ángel Gabarre, Antonio Carbonell, Kiki Morente, Soleá Morente. Percusión: Popo. Lugar: Antiguo Mercado de La Unión. Fecha: Sábado, 6 de agosto. Aforo: Lleno.

Hoy hace casi un año que lo abracé por última vez. Un año desde que, confundidos con las cámaras de televión y el alboroto que a veces su presencia despertaba, le presenté a mi padre a las puertas de la Casa del Piñón. Hace un año que cantó por seguiriya, por taranta. Y fue ayer. Enrique Morente, hace un año en La Unión. Estrella Morente, ayer en La Unión.

Estrella Morente se presenta desnuda, por el luto. Estrella Morente ha venido desprovista de su fuerza mayor, su potente imagen, y resulta, claro, más adorable que nunca. Más descarnada. Más verdad. Ni la guitarra la arropa, la guitarra es el eco lejano de una guitarra. La cantaora está sola en la escena y sola está serena como jamás la vi en un escenario. No es extraño que la muerte genere vida pues una no es sin la otra. El semicírculo por martinetes recuerda lo que pasó en La Unión hace un año (y fue, también, hace un lustro, un decenio …) y la emoción crece sobre una saeta que viene de un mundo paralelo, ese por el que pasamos todos los días sin ver. También sobre uno de los poemas mayores de amor del castellano, 'No me mueve mi Dios para quererte', que permanece, y es gozo, anónimo. Taranta marchenera, como digo sin guitarra, para subir al cielo: a todo el mundo le gusta el cielo. Y seguiriya revuelta hacia esa vida que es la muerte. El flamenco es un artefacto exacto, creado por iletrados, puede ser, que acumulaban una sabiduría milenaria sobre el universo emocional de los hombres y mujeres. La seguiriya es la trasposición exacta, escasamente artística, digo, absolutamente artística, pues apenas hay estilización del grito primigenio, del grito desgarrado, del grito de dolor por la tragedia que todos los días acecha, todas hieren, la última mata. Rabia ante la muerte, que es la vida, pero esta noche la cantaora, la hija, está serena sobre las tablas del Antiguo Mercado. Incluso en la pena, abrazando la pena, aceptando serenamente la vida, que es la muerte, en el cierre de Manuel Molina-Vallejo.

Ahí se acabó el recital. En cierta manera. Luego fue un repertorio que se desgrana del de Morente, Enrique ('Decadencia', 'La Estrella'), Estrella ('La noche de mi amor'), o el que construyeron ambos ('La Alhambra lloraba'). Con el soporte, la voz, de Gabarre, Carbonell, Kiki y Soleá. El nombre exacto de las cosas que contiene esta lengua nuestra. Y es que Enrique llamaba a las cosas por su nombre y un nombre, un hombre y una mujer, es un destino. Estrella. Soleá: no cabe filo más extremo ni ternura mayor, en un solo quiebro de su voz, en sus ojos desolados. Ambas son, claro, el orgullo de su madre Aurora.

miércoles, 3 de agosto de 2011

La primera película (de flamenco)

Para los que amamos a partes iguales estos dos artes, es una noticia fantástica. Una de las primeras películas de la historia del cine es un baile flamenco interpretado por la almeriense Carmen Dauset. Fue la primera mujer en movimiento grabada de la historia. El registro se llevó a cabo en 1894 en Nueva York.

Sargen 'La Carmencita'. Museo Orsay

Les presento hoy un documento de la máxima importancia histórica para este arte que, sin embargo, como tantas veces ocurre, viene envuelto en un ropaje más bien modesto. Se trata de un librito publicado por una pequeña editorial almeriense, La hidra de Lerna, de tirada más bien corta que contiene la biografía de una bailaora nacida en Almería, hasta ahora prácticamente desconocida: 'Carmencita Dauset' de José Luis Navarro y José Gelardo. Eso sí, la edición es excelente, pues a la gran importancia de la información que contiene, expuesta de la manera más directa y articulada sobre los documentos originales de la prensa del momento, tanto de España como de París, Nueva York y Londres, se une la calidad de las reproducciones artísticas y fotográficas que contiene, pues dicha bailaora fue modelo de pintores, fotógrafos y pioneros de la cinematografía. De hecho este libro contiene la clave de la que es primera grabación en imágenes del flamenco, y una de las primeros registros visuales del movimiento humano.

 
W. M. Chase 'Carmencita' Museo Metropolitano Nueva York
Si decide irse este agosto de vacaciones a Nueva York y hace una visita al Metropolitan, tal vez se sorprenda al contemplar un cuadro titulado ‘Carmencita’, firmado por el pintor local W. M. Chase y fechado en 1890. Se trata de una figura de mujer, bailando al son de unas castañuelas, que mira franca y confiada, de sonrisa enorme y profunda, al espectador. Es Carmen Dauset (Almería, 1868), bailaora que visitó Estados Unidos en esta época: Carmencita debutó en 1889 en el Niblo´s y hasta 1894 bailó en el Teatro Koster & Bial´s, Grand Opera House de Booklyn, el anfiteatro del Madison Square Garden (ante 12.000 personas), el Teatro Broadway y en otras ciudades norteamericanas como Long Branch (New Jersey), Chicago, Boston, además de una gira que llevó a cabo por diversas localidades de la costa oeste. En marzo de 1894 mostró para el kinedoscopio o cinedoscopio recién inventado por Edison (la primera proyección pública data de mayo de 1893) su baile en movimiento, siendo la primera mujer filmada por Edison, es decir, por la historia del registro del movimiento humano, según el historiador de cine C. Musser. La grabación, que dura 23 segundos, está depositada en la Biblioteca del Congreso norteamericano y puede verla al final de este artículo. Les recuerdo que las primeras proyecciones públicas de los hermanos Lumiere tuvieron lugar en París en diciembre de 1896.
 
 
Carmencita en el estudio Beckwith, 27 de febrero de 1890.

Aqui tienes el baile de Carmencita, disfrútalo.