por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 13 de julio de 2012

Cuatro emociones flamencas, curso de historia y estética del flamenco


Aquí tenéis el programa completo del curso que impartiré durante la Bienal de Sevilla (Septiembre, 2012)

Taller: Cuatro emociones flamencas
Introducción a la historia y a las formas del flamenco


1. Introducción.
Se trata de una introducción al flamenco centrada en cuatro estilos básicos de este arte, en su relación con cuatro emociones básicas. Un taller teórico-práctico en el que, sobre la base literaria, métrica, rítmica, armónica y melódica de seguiriyas, alegrías, soleares y tarantas, nos acercaremos a la ira, la alegría, la melancolía y el miedo flamencos. La historia y las formas del flamenco desde la perspectiva de la asunción vivencial de ese arte.

Cada uno de los estilos del flamenco está relacionado con un sentimiento de la baraja emocional. En cinco sesiones, con exposiciones teóricas y trabajos prácticos, dinámicas de grupo y ejercicios de escucha flamenca, y con el soporte audiovisual de las interpretaciones más importantes de artistas históricos de este arte, con los que configuraremos una paralela ‘Historia del flamenco’.

2. Duración.
25 horas

3. Destinatarios.
Alumnos de Música, Danza, Historia del Arte, Literatura, Psicología. Profesores. Estudiantes y artistas de flamenco. Público general.



4. Objetivos.

1.     Familiarizarse con los elementos básicos del flamenco, tanto musicales como literarios, en su relación con la expresión emocional del intérprete-creador flamenco. La filosofía de esta propuesta es mostrar como los elementos técnicos de este arte están al servicio de la expresión emocional del intérprete.
2.     Asumir como, a través de las técnicas flamencas, se pueden encauzar las emociones y la creatividad en aras de la expresión artística, individual y colectiva.
3.     Distinguir cada uno de los cuatro estilos básicos del flamenco.
4.     Introducirse en las principales estrofas literarias usadas en el flamenco, así como con sus contenidos literarios.
5.     Introducirse en los rudimentos de la rítmica y armonía flamenca.
6.     Conocer la geografía básica del flamenco de manera que se puedan identificar los estilos por zonas de origen y desarrollo de los mismos en Andalucía, Murcia y Extremadura.
7.     Familiarizarse con los principales intérpretes históricos del arte flamenco.

5. Programa:


Dividido en seis partes, con dos sesiones de dos horas cada una por cada parte, más una conclusión de una hora.

PRIMERA PARTE
Las alegrías. Contenido literario y métrica. Métrica musical y armonía. Geografía de las alegrías: Cádiz, los Puertos, Sanlúcar, Utrera, Córdoba. La familia de las alegrias. Otros estilos festeros: tangos, bulerías, etc.

Geografía flamenca (I): El flamenco en Cádiz.

Figuras históricas del flamenco (I) : Paco de Lucía y Camarón.

SEGUNDA PARTE
Las seguiriyas. Su armonía, su compás, su estrofa, su temática. Geografía de las seguiriyas: Cádiz, Jerez, Triana. El compás de la seguiriyas. La estrofa de la seguiriya como derivado de la seguidilla.

Geografía flamenca (II): El flamenco en Jerez.

Figuras históricas el flamenco (II): Antonio Chacón y Ramón Montoya.

TERCERA PARTE
Las soleares. Armonía, melodía, compás, estrofa y temática. Geografía de las soleares: Cádiz, Jerez, Utrera, Lebrija, Triana, Córdoba.

Geografía flamenca (III): Sevilla.

Figuras históricas del flamenco (III): Niña de los Peines, Manuel Vallejo.

CUARTA PARTE
Los cantes de levante. Malagueñas, tarantas, tarantos, cartageneras, mineras, levanticas: su armonía, su melodía, su compás, su estrofa, su temática. Geografía de los cantes de levante: Málaga, Granada, Jaén, Almería, Cartagena, La Unión. Distinción entre fandangos, malagueñas, granaínas, tarantas, cartageneras, mineras.

Geografía flamenca (IV): Granada, Málaga.

Figuras históricas del flamenco (IV): Pepe Marchena y Enrique Morente.


QUINTA PARTE
La poesía y el flamenco: Bécquer, Antonio y Manuel Machado, Lorca.

Geografía flamenca (V): Jaén, Almería, Murcia.

Figuras históricas del flamenco (V):  Juan Valderrama, Antonio Mairena.


SEXTA PARTE
Historia del baile flamenco. Orígenes: La Escuela Bolera. Apolo: La Escuela Sevillana, de Pastora Imperio a Isabel Bayón. Dionisos: del tango de negros a Rocío Molina.

Geografía flamenca (VI): Córdoba, Huelva, Extremadura.
Figuras históricas del flamenco (VI): La Argentina y Carmen Amaya.

CONCLUSIÓN
Resumen. Posibles líneas de estudio e investigación.
Recursos bibliográficos, discográficos, etc.
Balance del curso.
Clausura.

6. Metodología: Presencial.
A través de sesiones teóricas, dinámicas de grupo, ejercicios de escucha y otros ejercicios, de manera que lo mejor del legado flamenco sea asumido desde lo intelectual, pero también desde el cuerpo y el corazón. Con técnicas pedagógicas tradicionales y trabajos procedentes de las dinámicas de grupos, la toma de conciencia corporal, la filosofía del arte, la teoría de los afectos, la musicoterapia y la danzaterapia. Estas sesiones se completarán con la audición y el visionado de algunos de los principales intérpretes históricos de este arte, tanto en la modalidad de cante como del baile y del toque.

Precio: 60 €


Créditos: 2
Calendario y horario:

Plazo de inscripción: 10/07/2012 al 31/08/2012
Días 10, 11, 12, 13, 17, 18, 19, 20, 24, 25, 26 y 27 de septiembre de 12 a 14 horas, excepto día 27 de 12 a 15 horas.
25 horas

Lugar

Centro de Iniciativas Culturales (CICUS) C/ Madre de Dios (Sevilla)

Más información y matrículas:



en colaboración con


Y

Bienal de Flamenco de Sevilla www.labienal.com


lunes, 9 de julio de 2012

La región más transparente


Claridad’. Rocío Márquez. Guitarra: Alfredo Lagos y Guillermo Guillem. Universal.

El primer disco de la onubense Rocío Márquez presenta un ramillete de cantes clásicos con letras y arreglos de hoy, un soplo de frescura y sabiduría flamenca.
 
En este primer disco de Rocío Márquez la cantaora onubense revela una nueva faceta de su personalidad artística: las músicas son todas populares, las letras las firma Márquez. El disco se abre con el cante con el que más y mejor se identifica Márquez, ese que en Huelva aprenden al mismo tiempo que dan sus primeros balbuceos, los fandangos, mezclados en este caso con la jota de Aroche. La voz de Rocío es clásica y fresca a un tiempo. Ésa es su gran baza cantaora, la que la identifica en el panorama flamenco actual. El arreglo arpegiado de Alfredo Lagos le da un delicioso punto de claridad y pulcritud a la voz. Contrasta la delicadeza de la jotilla con la fuerza que imprime la cantaora al fandango. Y todo eso con las percusiones bailables, de romería popular, de Jorge Tejerina. En la etérea falseta final Lagos se desdobla. Como diría aquél: ¡qué momentazo! Sabiduría cantaora e inteligencia para unir con gusto estas dos melodías de diversa procedencia. Olé. Un cuadro antiguo, sí, que acaba de nacer.

'Las manillas del reloj' es una canción por tangos con estribillo en la que, de nuevo, soñamos en los melismas, nos dejamos llevar a regiones más transparentes. Claridad bulerías arromanzadas autorreferenciales: con un guiño a la Perla de Cádiz y otro a Vallejo. Las melodías pertenecen a estos enormes cantaores y las letras glosan su arte. Una de las características cantaoras más brillantes de esta intérprete queda bien patente en estas bulerías: cuando más difíciles se ponen las cosas, cuando más se complica la melodía, con agudos imposibles, o el ritmo, con esos prodigiosos trabalenguas, más sereno es el decir flamenco de Rocío Márquez. Eso sólo se puede hacer desde el dominio técnico impresionante que demuestra esta cantaora. También contribuye a esta sensación la templanza de Lagos: Márquez ha encontrado en este guitarrista su complemento ideal.



En esta misma línea la toná por romance, prodigio de intimismo, rezo hecho cante, diálogo íntimo con la divinidad, lejos de las grandilocuencias habituales en este palo, ni en cuando a volumen, ni en expresión. El preludio a la seguiriya es una instantánea de intimidad, de regocijo interno. Otro mensaje de optimismo. Seguiriyas rítmicas, bailables, con remate por cabales en tonos mayores: otra vez es Vallejo el modelo, tanto por el dominio rítmico y melódico como en la íntima dicción jonda. 'A mí no decirme' es una deliciosa guajira-tanguillo-tango que grabó en 1917 la Niña de los Peines con la etiqueta de rumba. La flauta de Jorge Pardo puntualiza, sigue, acentúa y se mantiene siempre, con buen sentido, en segundo plano.

La habanera llega en forma de bulería lenta. La felicidad en forma una melancolía dulce, allí donde la pereza se apodera sanamente de nuestros huesos, en un mediodía eterno, está una vez más en los melismas y en el carácter imprevisible de la pieza: silencios abiertos en donde cualquier cosa puede pasar. El soprano en libertad y la guitarra punteando a discreción.

En los verdiales suena por vez primera el coro masculino. Pero lo hace, oh sorpresa, sustituyendo el habitual ritornello instrumental de la guitarra. Es un mecanismo sencillo, variar las piezas del puzzle, cambiarlas de lugar teniendo cuidado de que encajan de nuevo. En eso, el maestro Morente no tenía igual y es un modelo a seguir. El recurso aquí es tan efectivo que marca toda la pieza y la preña de entusiasmo. Márquez se vuelve a tirar a la piscina a sabiendas de que lo que va a encontrar es un blando y generoso colchón de agua que nos lleva a la gloria. En este género mestizo de lo popular y flamenco es donde más cómoda se encuentra la voz de Márquez, por la pujanza, la vitalidad de lo primero, y la estilizada serenidad de lo segundo. En la taranta es la guitarra de Guillermo Guillem la que resuena. Canónica la interpretación, sin duda el número más ortodoxo, incluso en lo literario. Un pedazo de verdad. El buen decir los cantes mineros. La nana es una brillante canción con piano. 



Tiene fuerza, tiene conocimiento, afinación. Vocación, voluntad, ganas. En este disco el aficionado va a encontrar entrega y una apuesta por la vida, por el cante. Optimismo, en tiempos oscuros. El trabajo de producción ha ido, inteligentemente, por la línea de la limpieza, de la depuración, huyendo del barroquismo instrumental. Envuelta en un diseño art nouveau que hoy es, claro, vintage, llega la nueva voz fresca de esta intérprete preñada de presente.

A la sombra de la luna menguante

XIII Noches en los Jardines del Real Alcázar. Flamenco. Voz y violín: Jallal Chekara. Cante y cajón: Vicente Gelo. Guitarra: Tino Van der Sman. Lugar: Jardines del Alcázar (Sevilla). Fecha: Sábado 7 de julio. Aforo: Lleno.

Lo que más me gustó fue el primer tema, instrumental, en el que Chekara y Van der Sman alternaron variaciones instrumentales a placer. A nuestro placer, naturalmente. El resto del recital fueron canciones. Van der Sman se limitó, a partir de este momento, a ofrecer soporte armónico para la voz de Vicente Gelo. Sobre el ritmo de los tangos, el soporte binario más simple y universal, se buscaron conexiones armónicas entre músicas andalusíes y canciones aflamencadas, casi siempre bajo el amparo del tono mayor: el garrotín, los tangos de Triana, etc. La guajira perdió su ritmo amalgamado para avenirse también a lo universalmente binario. Sonaba la farruca, otra canción por tangos, cuando las chicharras empezaron su canto. Sonaba la milonga de Marchena cuando dieron las once en el reloj de la catedral. Lástima que no sonara el 'Soneto X' de Góngora musicado por Morente, que estaba en el programa y que finalmente fue sustituida por una versión interactiva de 'La tarara'. Para la soleá, Gelo y Van der Sman se quedaron solos. También sonaron abandolaos y fandangos, esta vez sobre el compás de tres tiempos.

Jallal Chekara tiene una larga tradición en este campo puesto que heredó la orquesta de su tío Abdesadak cuando éste comenzaba a atravesar el Estrecho en busca de las voces de Enrique Morente o de la guitarra de Tomatito. Una propuesta con poco riesgo, por tanto, que más que en la comprensión de las distintas culturas musicales y en el análisis de sus conexiones, si las hubiere, se basa en la yuxtaposición de compases y melodías, sin meterse en las profundidades armónicas ni de ritmo de los géneros respectivos. Lo cierto es que, aunque la música andalusí nació en el mismo territorio que más tarde pariría lo jondo, las conexiones entre ambas músicas parecen las mismas que las que se dan entre todas las culturas musicales del Mediterráneo, con el melisma como elemento estrella. Un fondo común griego, que recorre toda la ribera. Pero esta noche, al fin y al cabo, se trataba de echar un ratito agradable a la sombra de la luna menguante.

martes, 3 de julio de 2012

Camarón, 21 años


Ha sido el último gran terremoto de este arte que, por su coincidencia con un periodo de enorme influencia mediática fue ampliado hasta convertirse en un fenómeno social sin precedentes que, en buena parte, ha ensombrecido el hecho artístico. En este último ámbito, el estético, Camarón (San Fernando, 1950- Badalona, 1992) ha ejercido en nuestro tiempo tanta influencia, sino más, que Chacón, Caracol o Mairena en el suyo. A decir verdad el fenómeno Camarón cuenta con un único precedente ligeramente asimilable, el del Niño de Marchena, cantaor con el que tantas semejanzas tiene el de La Isla,aunqueno lo parezca a primera vista, puestas de manifiesto en escasísimas ocasiones (así Agustín Gómez en su reciente ‘De estética flamenca’).



Clasicismo y revolución      
Camarón ha pasado a los anales flamencos como el último gran revolucionario de este arte. Sin embargo el artista fue durante mucho  tiempo un intérprete de corte clásico, como atestigua buena parte de su discografía o la obtención de galardones en certámenes de cante tradicional o concedidos por instituciones tradicionalistas, como el Primer Premio en el Concurso ‘Antonio Mairena’ de Mairena del Alcor (1971) o el Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez (1975). Los años setenta fueron un buen periodo para el cante tradicional aunque la bonanza discográfica obligaba a los artistas a llevar a cabo alguna concesión comercial, a la que no escaparía ningún intérprete de la época. La revolución camaronera iniciada a finales de los setenta no surgió de la nada: el flamenco pop era un género consolidado desde los años sesenta, y el ambiente experimental ya había producido fenómenos como Smash, Lole y Manuel o los propios Veneno, que acompañarían al de La Isla en ‘La leyenda del tiempo’, como instrumentistas y compositores. Por otra parte, cantaores como Enrique Morente ya se habían atrevido a musicar poemas de Miguel Hernández, Antonio Machado o el propio Lorca. Ahora bien, el carisma del isleño era único e intrasferible. Y Camarón llegó a la mayoría y se convirtió en un mito: alcanzó la máxima cotización económica y de ventas de discos hasta entonces de un artista flamenco, y posee, asimismo, el récord de asistencia a un evento flamenco. El 10 de mayo de 1988 quince mil almas se acercaron al Palacio de los Deportes de Madrid, hoy reducido a cenizas, para escuchar y aclamar al cantaor. Un fenómeno social y mediático acentuado por su temprana muerte: como los dioses, Camarón está más allá del tiempo y su fuerza permanecerá intacta para la eternidad por obra suya y gracia del disco compacto.

Afinación prodigiosa
¿Cuáles son los poderes artísticos de este fenómeno? Ante todo su prodigiosa afinación, caso único en el ámbito flamenco. Este ‘don natural’ tiene que ver sin duda con la enorme afición que el cantaor demostrara siempre, no sólo hacia este arte, sino a todo tipo de música  popular vocal  Por otro lado está su enorme sentido del ritmo, que demostró especialmente en los cantes festeros. Finalmente su gran personalidad artística, que trasfiere a todos los estilos, tanto los levantinos como los de ritmo estricto.

Concierto, disco y libro
Formó un tándem inolvidable con Paco de Lucía, merced al concepto de ‘Colaboración especial’ que acuñó el productor de sus primeros discos, Antonio Sánchez Pecino, dúo que apenas lograría separar la muerte del cantaor, el 2 de julio de 1992, a pesar de la conocida polémica sobre los derechos de autor. Descubrió a uno de los más importantes guitarristas de nuestra época, Tomatito, un músico tocado todavía por el aura de los muchos años y escenarios compartidos con Camarón. Inauguró toda una escuela flamenca de interpretación, con infinidad de seguidores e imitadores, marcando a todas las promociones posteriores de intérpretes. Entre sus epígonos más destacados figuran José Mercé, Diego El Cigala, Duquende o El Potito, todos ellos con una notable personalidad, algunos de los cuales estarán el próximo 14 de septiembre en el Hotel Triana en el espectáculo ‘Territorio Camarón’, homenaje que la Bienal de Sevilla le dedica a los diez años de su fallecimiento. La nueva biografía, firmada por Luis Fernández Zaurín y José Candado Calleja (‘Camarón, biografía de un mito’, RBA), apenas aporta datos nuevos de relevancia, aunque nos acerca al Camarón más íntimo merced a las confesiones de Candado, ‘road manager’ del artista en su última época. El disco homenaje, que se presentó ayer, cuenta con la participación de familiares, amigos íntimos y ex colaboradores.
   
De Leyenda y Arena recomendamos
Al margen de consideraciones comerciales, podemos señalar dos partes bien diferenciadas en la trayectoria del cantaor, con las lógicas imbricaciones. Así a una primera época pujante, clasicista, sucede otra barroca y decadente, que es por otro lado la que resulta más seductora para la mayoría. Sin embargo en la primera ya encontramos, puntualmente, estribillos a coro, bajo eléctrico y demás arreglos manieristas. De la misma manera que en su periodo posterior aparecen elementos de corte clásico, especialmente en las grabaciones en directo. Se considera a ‘La leyenda del tiempo’ el arranque de la segunda etapa, como el culmen de la misma. Es sin embargo el disco que peor ha soportado el paso del tiempo: los arreglos e instrumentación están demasiado ligados a la estética pop de los setenta. Grabaciones posteriores, como ‘Calle Real’, resultan hoy más frescas merced al acompañamiento del sexteto de Paco de Lucía. No son dos periodos excluyentes ni contradictorios, como piensan algunos aficionados, pero está claro que cada cual se siente más o menos cerca de una u otra estética. Con todo, si hubieramos de elegir una sola grabación de toda su trayectoria (elección que, evidentemente, no tenemos que hacer pero..., pongamos que un amigo lapón, que en su vida ha escuchado al de La Isla, nos pide una recomendación), nos quedamos con el sobrio equilibrio de 'Castillo de arena', en donde el cantaor alcanza su madurez como intérprete y aficionado, adaptando a su tiempo y condiciones tanto los estilos rítmicos como los ‘jondos’.


[Este texto, con el título ‘Camarón, diez años después’ se publicó en el ‘Diario de Sevilla’ el 2-7-2002. Hoy lo doy a las prensas virtuales tal cual, porque suscribo, aunque con matices, la esencia de lo dicho entonces. Los matices: también, entre otras causas, por el amor a la muerte que tenemos por estos lares, el cetro de flamenco revolucionario a pasado al maestro y añorado Enrique Morente en los últimos años. Todavía hay algún artista en la escena contemporánea que puede discutir este honor a los dos fallecidos, aunque cuenta con el inconveniente, y por muchos años, de que respira y es envidiado. No estoy seguro de que hoy elegiría el disco ‘Castillo de arena’ como representativo único del arte camaronero, aunque es un disco enorme y muy importante para mi memoria sentimental. Por otra parte, el reproducir este artículo tal cual, permite ver las miserias y grandezas de los 10 últimos años en torno a lo jondo: desde luego no tenemos, hoy, ningún disco de homenaje a nuestra cantaor aunque el libro de mi paisano Francis Mármol me resulta más interesante que el que publicó Candado diez años atrás].


lunes, 2 de julio de 2012

Un año con Angelita Vargas


(Este artículo se publicó originalmente en el 'Diario de Sevilla' y otros periódicos del Grupo Joly el 1-7-12)

La ciudad de Sevilla le debe un magno homenaje a la gran bailaora, alejada desde hace un año de los escenarios a causa de un accidente cerebrovascular. 

Los lectores más fieles recordarán que en mi resumen de la Bienal de 2010 la consideré como de las más destacadas de aquel festival, a pesar de que su presencia en la programación del magno evento era más bien marginal. Hablaba entonces de "un baile insustituible, convulso, crudo, apocalíptico, de una señora llamada Angelita Vargas". Fue aquella una Bienal floja, en la que destaqué también a la Kaíta, dentro de esta misma programación marginal, y, ya dentro de los carteles estrellas, a Pastora Galván. Dos bailaoras y una cantaora dentro de una programación consagrada a priori a lo instrumental. Lo cierto es que el nombre de Angelita Vargas ni siquiera aparecía en los carteles anunciadores del espectáculo en el que estaba incluida, titulado Ensayo y tablao del Hotel Triana, una propuesta más bien esperpéntica en la que, no obstante, destacó esa soleá asombrosa de la sevillana. ¿Podemos permitirnos el lujo de que una de las bailaoras más sobrecogedoras de todos los tiempos ni siquiera aparezca en los carteles que anuncian su presencia? Obviamente, no. No puede tratarse tanto de despiste como de incompetencia.

Angelita Vargas sufrió el 28 de junio de 2011 un infarto cerebral que, pese a que la bailaora logró salvar la vida, le paralizó el lado derecho de su cuerpo. Durante estos 12 meses sus movimientos han estado muy limitados y su accidente le obligó a iniciar una dura y larga rehabilitación.



Hace unas semanas la vi caminar, orgullosamente, sin muletas ni bastón, después de una sesión de rehabilitación. Este hecho alimenta las esperanzas que tenemos sus seguidores de verla algún día de nuevo en las tablas. O, al menos, impartiendo su magisterio, como hacía antes del funesto accidente. La tremenda voluntad de salir adelante de la sevillana nos da alas en este sentido. Las instituciones, las mismas instituciones que se olvidaban de citar su nombre en los carteles, continúan ajenas a tan lamentable pérdida para el arte jondo actual. Eso sí, sus compañeros y alumnos se acuerdan todos los días de ella. Y este recuerdo se concretó en el homenaje que valientemente ofreció la Peña Torres Macarena, en el mes de febrero, a la bailaora. También sus discípulas de Nueva York y Atlanta han homenajeado a Angelita Vargas siendo Japón, pese a la virulencia con que la naturaleza se ha cebado con el país asiático en los últimos tiempos, el campeón en lo que se refiere a recaudaciones a favor de la rehabilitación de Angelita Vargas. Y es que Angelita y su familia vivían de su arte y este accidente nos ha dado de bruces, una vez más, con la terrible precariedad que en ocasiones oculta el destello de los focos. El accidente de Angelita Vargas me ha permitido conocerla personalmente, tratar con ella las diez o doce veces que la he acompañado, junto con otros voluntarios, a las sesiones de rehabilitación. Un año en el que he tenido el privilegio de acceder a su entorno familiar, ver el barrio en el que vive. Y la alegría enorme de verla recuperar el habla, primero, y la capacidad de caminar más tarde.

Angelita Vargas es una de las más sobrecogedoras bailaoras que han visto los tiempos y su ciudad aún le debe el gran homenaje que esta intérprete se merece. El suyo es arte de inspiración, que intensifica el momento presente, que nos hace sentir el privilegio de estar vivos. Un arte extraño, natural, que entronca con las emociones más básicas. El baile como rito dionisíaco, como entrega absoluta al drama y al goce de respirar. Eso que ha sido y será la esencia de lo jondo. Su baile es solemne, denso, natural: en él no caben los dobles sentidos ni el cinismo. Cuando Angelita eleva una de sus manos al cielo de la noche, pues los festivales de verano eran su escenario habitual, la bailaora se sabe depositaria de una forma de hacer lo jondo única. Un estilo que es a la vez clásico y contemporáneo, intemporal. Angelita imprime verdad y emoción a cada gesto, a cada movimiento. Ninguno de ellos es de trámite, de adorno o de mera mostración de habilidad técnica, sino que todos tienen un sentido. Por eso Angelita sabe pararse, mecerse y anclarse en la lentitud de eso que va detrás de un quiebro, de un giro de muñeca: la eternidad. Todo al servicio del compás de la vida. Cuando se produzca este homenaje, y no me cabe duda de que se producirá, Sevilla irá con retraso respecto a lo ya ocurrido en Atlanta y Nueva York.