por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 31 de mayo de 2013

Homenajes y novedades



Cante: Marina Heredia. Guitarra: José Quevedo 'Bolita'. Palmas: Jara Heredia, Anabel Rivera. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 30 de mayo. Aforo: Lleno

El brillante cierre de los meritorios Jueves Flamencos fue un completo recital de cante a cargo de Marina Heredia con la sala abarrotada. Se trató de un público no habitual del ciclo, atraido por el carisma de Marina Heredia. La cantaora es una diva familiar, que se mira en el espejo de las grandes cupletistas, desde la Reina a la Jurado, como demostró en el brillante cierre del recital, coplas y boleros a ritmo de bulerías donde se rompió. En ese momento la medida dejó de importar y se impuso la entrega a tumba abierta a la emoción directa. Fue un recital clásico en el que hubo espacio para los homenajes y también para presentar dos temas del disco que la granadina acaba de grabar. Así la milonga con la que abrió el recital o las canciones por bulerías a la forma de la gran estilista del compás que fue Adela la Chaqueta. Ambas entregas forman parte del flamante disco de Heredia. Por soleá se fue animando hasta alcanzar el cenit en los cantes trianeros.

Heredia es una superdotada, de voz poderosa, pujante, juvenil, metálica, brillante y perfecta. El climax de sus recitales son los finales de los mismos en los que la intérprete se siente relajada y se olvida de la perfección formal para entregarse a la pura pulsión emocional, como ocurrió ayer, no sólo en los cuplés por bulerías mencionados, también en los deliciosos fandangos tremendistas del Chocolate que nos dio como propina. Pero no fueron sólo Chocolate y la Chaqueta los homenajeados: también sonaron las melodías de Enrique en los morentangos. Con Morente, del Albaicín vinieron, ya saben, Juan de la Cruz, Manuel Machado, Lorca y un salmo bíblico. Y Camarón, con algunas de las pegadizas melodías por bulerías que le compuso Pepe de Lucía en los años 80: 'Viviré'.

 


 Respecto al cante más tradicional, me gustó más la soleá que la seguiriya. La malagueña, de Chacón al Canario, fue también muy meritoria, con un vibrante final de fandangos albaicineros. Y la bulería por soleá, un verdadero ejercicio de virtuosismo rítmico. La noche tuvo, incluso, un momento para el lucimiento en solitario del Bolita, con un tema que se encuentra en las antípodas del toque del jerezano: una pieza lúcida, serena, extática, casi solar, cuando lo propio del tocaor es la inquietud y la tensión. Divas, intérpretes carismáticas, que combinaron su dominio técnico y su conocimiento del cante con una poderosa presencia escénica, y mediática, las hubo siempre en este arte y son muy necesarias para el mismo. La cantaora le ha cogido el punto a Sevilla de una forma admirable. Ella se siente cómoda en nuestra ciudad y el público la adora, como vimos anoche en los jaleos continuos que volaban del patio de butacas al escenario.

lunes, 27 de mayo de 2013

Próximos eventos

- Miércoles, 29 de mayo: 'El Baile y sus Complementos' Conferencia ilustrada. Con Concha Jareño (baile), Paco del Pozo (cante) y Cano (guitarra). Sala BBK, Gran Vía López de Haro, 19, Bilbao. 20 horas.

- Domingo 2 de julio: 'Carmen Amaya, ¿en su centenario?' Conferencia Iustrada. Con Rafael Campallo (baile). Tertulia Flamenca 'El Gallo'. C/ Calzadilla 8, Morón de la Frontera, Sevilla. 14 horas.

- Viernes, 7 de junio: 'Carmen Amaya ¿en su centenario?'. Conferencia Iustrada. Con Rafael Campallo (baile). Peña Flamenca. C/ Doctor Diego Sánchez, s/n., Marchena, Sevilla. 22 horas.

- Domingo, 9 de junio: 'Carmen Amaya ¿en su centenario?'. Conferencia Iustrada. Con el Titi de Almería (cante). Peña Flamenca 'La Solera'. Plaza de la Constitución 5, Villanueva del Ariscal, Sevilla. 14 horas.

- Domingo, 16 de junio: 'Carmen Amaya ¿en su centenario?'. Conferencia Iustrada. Con Rafael Campallo (baile). Peña Flamenca 'El Palanca'. Av. Extremadura 36, Santiponce, Sevilla. 14 horas.

- Lunes, 17 de junio: 'Carmen Amaya, ¿en su centenario?' Conferencia Ilustrada, con Alberto Sellés (baile), Casa del Aire, C/ Veracruz, 2, Arahal, Sevilla, 21 horas.


- Sábado, 22 de junio: 'Cuatro emociones flamencas' . Conferencia. Peña Flamenca de Jódar (Jaén). 22 horas.

Curso Historia del Baile Flamenco: seguimos en junio


El creador del baile por seguiriyas



El profesor e investigador José Luis Navarro García presenta una completa biografía sobre el vallisoletano Vicente Escudero, acaso el más influyente de los bailaores del siglo XX.Vicente Escudero, un bailaor cubista’ es un recorrido por la vida de Vicente Escudero Uribe (Valladolid, 1888-Barcelona 1980), acaso el más influyente, y polémico, de los bailaores flamencos del siglo XX. Hijo de zapatero, Escudero es aficionado desde niño, según confiesa, a andar con los gitanos de su tierra y aprender de sus bailes y cantes. Su afición por el baile lo lleva a dedicarse profesionalmente al mismo en ferias y fiestas de su comarca, en las que hace un número llamado El Tren donde imita la entrada y salida de un tren de la estación a través de su zapateado. En 1905 decide aprender el baile flamenco y para ello entra a formar parte del elenco del Café Cantante La Marina del que es despedido por no conocer el compás flamenco, según propias declaraciones reproducidas por Navarro García. Sigue el autor el periplo de Escudero por Santander y luego en Bilbao, donde conoce, en el Café de las Columnas, a Antonio el de Bilbao, quien lo introduce en los secretos del compás flamenco.
 




Animado por su maestro viaja a Linares a conocer al Jorobao de Linares, del que aprende también su técnica. Se reintegra en el circuito de los cafés cantantes madrileños, el cual alterna con actuaciones en los cinematógrafos, en los entreactos y fines de fiesta donde baila la farruca y unos tangos cómicos. Luego pasa a Portugal y a París (en realidad, se marchó de España para evitar el servicio militar), donde actúa en cabarets y salas de fiesta. De hecho, es contratado por un local a los pies de la torre Eiffel, donde baila el tango porteño. Hasta que en 1920 gana, ejecutando un pasodoble a dúo, un Concurso Internacional de Danza organizado por el Teatro de la Comedia, que le permite instalarse definitivamente en París y le abre las puertas del Teatro Olimpia, la Sala Gaveau y en 1924 las del Teatro Fortuny. Su éxito lo lleva a llevar allí a sus padres desde España, aunque no a su mujer y a sus hijos, a abrir una academia y ampliar su repertorio, aprendiendo los bailes boleros y folclóricos (jota, panaderos, sevillanas) que él hace a su manera "seca", según sus propias palabras. También interpreta obras de Falla, Turina, Albéniz y Granados. 


En 1925 participa en el estreno de ‘El amor brujo’ de la compañía de Antonia Mercé ‘La Argentina’ en el que hace el papel de Carmelo. En 1935 lo estrenaría con su propia compañía en el Radio City Music Hall de Nueva York y lo repondrá en dos ocasiones más. Algunos números a dos pasarán a formar parte de su repertorio habitual. Su estancia parisina le hace entrar en contacto con las vanguardias pictóricas y literarias y comienza a pintar y a vivir la vida bohemia. En ‘Mi baile’ se declara fascinado e influido por el surrealismo, el cubismo y el dadaísmo. Se instala en Montmartre y abandona en cierta forma los circuitos de danza. Alquila un pequeño local, al que bautiza como ‘La Curva’, en donde experimenta con su baile. De esta época data su famosa actuación en la Sala Pleyel, donde bailó al ritmo de dos dinamos eléctricas. De 1929 data su regreso triunfal’ a los escenarios españoles (en realidad, apenas era conocido en nuestro país) con el estreno en el Cine Avenida de Madrid de ‘Bailes flamencos de vanguardia’, con enorme polémica y éxito. Polémica causada por sus propias declaraciones en prensa en donde afirmaba que en España nadie sabía bailar flamenco, aunque a Manuel Chaves Nogales le confesó su pánico a no tener éxito en nuestro país, después de haber recorrido el mundo entero, desde París, con sus bailes. En 1931 participa en el homenaje organizado con motivo de la muerte de Anna Pávlova en Londres y en este mismo año hace su primera gira por América.

 

Debuta en Nueva York en 1932 con gran éxito de crítica. El repertorio de este estreno incluye solos y dúos con Carmita García, a la que había conocido en París y con la que baila el paso a dos de ‘El amor brujo, la ‘Danza del miedo’ y unas alegrías a las que llama ‘La sonanta’. Incluye la Danza del molinero’ de ‘El sombrero de tres picos’, ‘Ritmos’ sin música, una jota, etc.

En 1939 presenta en el Teatro Falla de Cádiz el baile por seguiriyas, y al año siguiente en el Español de Madrid y en el Palau de Barcelona. Publica el libro ‘Mi baile’ (1947) y al año siguiente expone en la galería Clan de Madrid sus ‘Dibujos automáticos’. Inicia de esta manera una carrera paralela de escritor, pintor y conferenciante. Al mismo tiempo sigue su carrera internacional con el mismo éxito que en los años 20 y 30. Graba algunos discos como cantaor. En 1951 presenta en el local bohemio barcelonés El Trascacho su ‘Decálogo del baile flamenco’. En los 50 y 60 se suceden los homenajes, como el que se le dio en Córdoba en el Concurso de 1966. En 1961 muere Carmita García y desde 1965 vive y baila con María Márquez. 1969 es el año de su retirada definitiva. Muere en Barcelona a los 91 años. Antonio Gades, del que fue "maestro de brazos", Javier Barón, Galván o Marín, entre otros, se reconocen como discípulos suyos. 


 

De toda esta peripecia vital da cuenta de José Luis Navarro García en este libro, así como del análisis pormenorizado del baile y su personalidad, así como su influencia en los bailaores contemporáneos, como Israel Galván o Andrés Marín. Navarro García lo define como "heterodoxo y puritano", lo cual no es ninguna contradicción, como sabemos, sobre todo en lo que se refiere a las vanguardias históricas, en cuyo contexto debe ser entendido el baile de Escudero.

 


La obra se presenta como una biografía al uso con abundancia de material de archivo, singularmente de las entrevistas realizadas por el bailaor, las críticas que suscitaron sus actuaciones y sus propios escritos, entre los que destaca el autobiográfico ‘Mi baile’, que ya hemos citado varias veces. El libro de 296 páginas, ha sido publicada por la editorial Libros con Duende, especializada en la edición digital de obras de temas flamencos.



viernes, 24 de mayo de 2013

Curso Historia del Baile Flamenco


Los padres



Baile: Belén Maya. Baile y palmas: Chloe Brulé. Cante: José Valencia. Guitarra: Miguel Pérez. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 23 de mayo. Aforo: Lleno.
Es una bailaora única, que aporta su personalidad a todo lo que hace, aunque venga firmado por otro. El sello de Belén Maya es ese baile enérgico, geométrico, espasmódico y roto que, no obstante, va suavizando aristas con los años. La cosa empezó evocando a una reina de los tablaos llamada Carmen Mora y a otro genio llamado Mario Maya. Los padres. Los mayores. Nos tocó, me tocó, porque a los dos los amé y los amo. En las cantiñas con Chloe Brulé fue la complicidad y el guiño nostálgico, casi paródico, aunque desde el cariño, desde la ternura. En el programa de mano pone taranto: lo que baila Belén Maya es uno de sus estilos favoritos, los tangos en su versión rotunda, casi bronca, de la Granada que también le corre por las venas. Luego los tientos y finalmente la taranta almeriense, para acabar con la salía de la taranta que sirvió a la bailaora para salir de escena. Sigue siendo un torbellino, sigue siendo una polvorilla en escena. Sin embargo el fuerte de esta bailaora es el carisma escénico y, quien lo tiene como ella, no necesita nada para estar sobre las tablas. Así lo demostró en el silencio de los tientos. O en algunas fases de la caña. 


La caña con bata de cola y mantón es un monumento erigido por Milagros Mengíbar. Belén Maya la hace a su manera, cálida, menos tierra y más inventiva. Belén Maya se ha reconciliado con el público y con una forma clásica de entender lo jondo que, por otra parte, se acuñó anteayer. Es una forma clásica de entender la vida, la feminidad, la línea curva. No obstante, la caña está desdibujada, sorprendentemente desdibujada. Emociona, cautiva, pero le falta una vuelta de tuerca para ser el monumento que podría ser.




 

También me choca la deslavazada puesta en escena de una intérprete como ésta, tan experimentada. No entiendo lo que hace Brulé en este espectáculo. Una bailaora deliciosa en sus propias propuestas que aquí está perdida y pasa de bailaora de los abandolaos a palmera sin solución de continuidad. También resulta larga, desequilibrante, la bulería reticente de José Valencia, así como algunas entradas y salidas en escena. El fin de fiesta es un gozo para los sentidos, el histórico martinete de la marca Maya.

Un guitarrista diferente




Fue un raro en un mundo de raros, el de la guitarra flamenca de concierto, donde la singularidad, desde Manolo de Huelva a Rafael Riqueni, parece norma. Murió ayer a los 61 años en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, en el que permanecía ingresado desde hace un mes. Un tocaor al que le tocó vivir una historia de película, de novela. Hijo de Miguel El Tomate, El Niño Miguel (Miguel Vega Cruz, 1952), aunque nacido en Huelva, era de procedencia almeriense y de hecho era tío de Tomatito. Norberto Torres (que tanto ha ayudado a disfrutar de la guitarra flamenca) nos relata cómo El Tomate se marchó de Almería: "Huyó del barrio con su amante, abandonando a su mujer y a sus hijos". De la unión de la nueva pareja, ya en tierras onubenses, nació el protagonista de nuestra historia. La leyenda continúa con los primeros balbuceos a la guitarra del Niño Miguel con su padre, a la busca de trabajo en tabernas y calles de Huelva. Un día, repentinamente, le llega la fama: a raíz de su triunfo en el concurso de guitarra de la peña Los Cernícalos de Jerez, el Niño Miguel graba (1975 y 1976) un par de discos para Philips que forman parte de la historia de este arte desde su primera edición. Ése fue el principio de algo grande. Y el final. Pronto sus desequilibrios le llevan a intervenciones desafortunadas que poco a poco lo van alejando de los escenarios. Estaba prevista su participación en el disco ‘Sacromonte’ (1983) de Enrique Morente, que finalmente grabó Tomatito. Con todo, la huella de su toque está presente en guitarristas actuales tan distintos como Rafael Riqueni, Paco de Lucía, Raimundo y Rafael Amador, Javier Conde o los sobrinos del guitarrista, Niño Josele y el mencionado Tomatito. Una guitarra, la del Niño Miguel, que es al mismo tiempo descarada e íntima, pudorosa desde el punto de vista técnico y valiente en la expresión. Un estilo rudo y fresco, natural. Niño Miguel toca con la falta de prejuicios propia de los inventores de la guitarra flamenca. La melodía, casi desnuda, en el bordón. Un toque pleno de ritmo. Porque es el ritmo el elemento característico de este tocaor gitano. La música, las falsetas, emanan de sus manos con toda la naturalidad, como el agua de la fuente. Una sucesión ininterrumpida de líricas falsetas directas, claras en su concepto y en su emotiva interpretación. Plenitud de ligados y bordón. Un paisaje de un alma bella y aturullada en el que el ritmo está siempre presente e irrumpe como un desconocido. Pletórico y lleno de prisa, desbordante. No cabe más emoción en menos compases. Niño Miguel opta siempre por el mayor número de notas. 


No obstante, esta historia tuvo un epílogo, por lo que los aficionados más jóvenes tuvimos la ocasión de contrastar el mito con la realidad. En el año 2005, el Niño Miguel gozó de un raro reverdecimiento artístico que nadie esperaba. Tocó unos fandangos de su tierra en un disco colectivo. Y, lo que es más relevante, se volvió a subir como profesional a un escenario; en este caso, el de la sala Joaquín Turina de Sevilla.  Los que tuvimos la suerte de contemplarlo, de sentirlo y que, por edad, no lo vimos en su etapa dorada, nunca olvidaremos esa noche. El guitarrista, negro, transido, doblado sobre una guitarra prestada, desgranó una falseta tras otra. Una hora solo en escena. En noviembre de 2011 volvió a repetir la experiencia, en este caso sobre las tablas del Teatro Central de Sevilla , más calmado, más pacífico, incluso mejor físicamente. En esta segunda ocasión recurrió a un repertorio mayoritariamente ajeno, mostrándose igualmente genial en su forma de ver la música de otros. Lo cierto es que en 2009 el cantaor Arcángel le había ofrecido un magno homenaje en el Palacio de los Deportes de Huelva, cuya recaudación le sirvió para vivir más cómodamente sus últimos años, que pasó ingresado en una residencia. Sus dos discos –‘La guitarra del Niño Miguel’ (1975) y ‘Diferente’ (1976)- han sido profusamente reeditados en todos los formatos. En ellos descubrimos a un guitarrista genial, inventor del vals flamenco.