por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







lunes, 25 de junio de 2012

Obras (casi) completas

'Antología’ Enrique de Melchor. Producido por Enrique de Melchor. Warner/Dro

La última discográfica del desaparecido Enrique de Melchor publica de una sola tacada los cuatro discos que el tocaor marchenero registró en ella como solista.
                       
No se trata tanto de una antología sino de los últimos cuatro discos, al completo, del tocaor fallecido a comienzos de este 2012. ‘Bajo la luna’ (1988), ‘La noche y el día’ (1991), ‘Cuchichí’ (1992) y ‘Arco de las rosas’ (1998), a los que se añaden otros cuatro temas inéditos hasta entonces publicados en 2005 en la recopilaciónRaíz flamenca’. El esquema de cada una de estas entregas es el mismo: cantes de fiesta, con tangos y bulerías como piezas de presencia obligada, a los que se añade, dependiendo del disco de que se trate, alegrías o sevillanas, colombianas o rumbas. Y un par de temas graves, de puro concertismo, soleá o seguiriya, a los que se añade taranta, rondeña o granaína. Es decir, toda una antología de guitarra solista que se inicia en 1977 y cuyos dos primeros discos, inédito el segundo de ellos en formato CD, siguen hoy descatalogados.




Llevó el toque de marchamo familiar al siglo XXI investigando en los aspectos armónicos y los arreglos hacia grupos de pequeño formato que incluían percusiones, bajo y otro instrumento melódico como flauta o violín. El toque de Enrique de Melchor (Marchena, 1950) aúna la contundencia paterna con un intenso lirismo de cosecha propia. En las mineras, tarantas y rondeñas es donde lleva a cabo su mayor despliegue técnico de trémolos, arpegios y picados de vértigo. Demuestra además que es un inagotable inventor de melodías. Desde la solidez de la minera hasta la poesía sentimental de la taranta titulada Oscuridad’, con un arpegio tan sencillo como emocionante, mientras que la titulada Vivencias’ recoge todo el sabor minero. La sencillez interpretativa, la total ausencia de énfasis, se pone de manifiesto en la rondeña que dedica a la memoria de su cuñado Ray Heredia. Una de las piezas de concierto más redondas compuestas por Enrique de Melchor, ensombrecida por los arreglos de cuerda: ese fue quizá el talón de Aquiles de la obra solista de Enrique de Melchor: la vocación del tocaor de dotar a sus composiciones de vuelos camerísticos introduciendo arreglos de instrumentos ajenos en la fecha al concertismo flamenco. Si Paco de Lucía optó por la influencia del jazz, Enrique de Melchor buscó un sello propio de música ligera en flautas, violines y bajos eléctricos que no hicieron sino volver más convencional una música que desnuda siempre resulta brillante. De ahí la eficacia de los estilos más graves de su producción, donde su potencia creadora e interpretativa se pudo mostrar despojada de todo artificio. Como en la soleá Sonando’: desnuda, visceral, portentosa, plena de ritmo y sabor flamenco, hipnótica en su enérgica rueda armónica, especialmente cuando, siguiendo la huella paterna, las variaciones melódicas inciden en el bordón y se construyen sobre las armonías modales tradicionales. Un verdadero monumento. Todavía mayor es la influencia de Melchor de Marchena en algunas falsetas de Mi verea, otro toque por soleá de esta recopilación, otra obra maestra. Deliciosa y tremenda, de gran sabor clásico, es la seguiriya que cierra esta recopilación, grabada en 2005, en donde los silencios ocupan su espacio. De intenso y solemne ritmo interior.










Enrique de Melchor es mejor cuanto más desnudo se nos ofrece, a pesar de ser uno de los tocaores más sociales de la historia del flamenco, con más de 200 discos como acompañante al cante, a las sevillanas y a la copla de Rocío Jurado. Este aspecto está bien representado también en sus discos como solista, como se puede ver aquí en las colaboraciones de José Menese, Mercé, Manzanita, Paco de Lucía, Tomatito, Sordera, Vuelo Blanco, Marta Heredia, Carles Benavent, Guadiana, Paco Rabal y Amancio Prada.

Un buen ejemplo de lo dicho es Viejos tiempos’, un mano a mano con Paco de Lucía por fandangos de Huelva, en el que los dos guitarristas recuerdan cuando Enrique fue el escudero de Paco de Lucía en sus primeras giras internacionales, entre 1968 y 1971, año este último en que intervino en el disco Recital del algecireño universal.


domingo, 24 de junio de 2012

Reivindicación de las formas clásicas

Cante: Cristina Tovar, Armando Mateos. Guitarra: Belén Novelli, Juan Luis Campo. Baile: Saray de los Reyes, Sergio González. Lugar: Jardines de la Buhaira, Sevilla. Fecha: Jueves, 21 de junio. Aforo: Lleno.

El Concurso de Jóvenes Flamencos que organiza la Federación de Entidades Flamencas de Sevilla ha llegado a su decimotercera edición y, como todos los años, los ganadores y finalistas del mismo se han presentado al público en una gala al aire libre.
Cristina Tovar con Guillermo Guillem

La primera sorpresa es una tocaora francesa de sólo 16 años, Belén Novelli, que se ha tragado los discos de Ramón Montoya y Sabicas y ejecuta sus toques a la manera de los maestros del pasado, es decir, con una seguridad y una brillantez portentosas y con una clara concepción del concertismo flamenco. Fue la ganadora del concurso de toque. El finalista, Juan Luis Campo, de la misma edad y granadino de procedencia, es un tocaor brillante inclinado al repertorio de Melchor de Marchena, como demostró por soleá y seguiriya acompañando el cante de Armando Mateos. En su intervención solista por tarantas resultó más convencional: lo suyo es el acompañamiento al cante. La segunda sorpresa fue la intervención de Saray de los Reyes, con el cante de Jesús Corbacho, recién llegados de Alburquerque. El baile visceral, portentoso en cuanto a técnica, de una técnica muy física y siempre al servicio del ritmo, del compás frenético, de la expresión emocional. Una soleá brillante, rompedora. Sorpresa porque Saray sustituía a Alberto Sellés, que ha sido el ganador del concurso de baile de este año, pero que no pudo actuar porque tenía un compromiso previo. El otro bailaor de la noche, finalista por tanto del concurso, no es menos brillante, aunque su baile, obviamente, aún no tiene el peso de la sevillana. Sergio González mostró un virtuosismo de pies muy fresco, vital, más lúdico que dramático, en unas alegrías plenas de luz.
Belen Novelli recibe el diploma que la acredita como ganadora del XIII Concurso de Jóvenes Flamencos de la Federación de Entidades Flamencas de Sevilla.

La sevillana Cristina Tovar fue la ganadora del concurso de cante, galardón que refrendó en tarantas, alegrías y, sobre todo, unas soleares de Cádiz verdaderamente entregadas. El cantaor de Estepa Armando Mateos logró acceder a la final con un concepto muy tradicional del cante, como mostró en soleares y seguiriyas.

Saray de los Reyes, ganó este concurso hace dos años.

miércoles, 20 de junio de 2012

Próximos eventos

Día 3 de agosto 'El (o)caso de Pepe Aznalcollar y otros misterios de la guerra civil'. Conferencia. Peña Flamenca de Aznalcóllar, Calle Córcega 14, Aznalcóllar (Sevilla). 21 horas.

Del 8 al 11 de agosto. Jurado de los Concursos de Cante, Baile, Guitarra y Otros Instrumentos del Festival Internacional de las Minas. La Unión (Murcia)

Un recién nacido

XIII Noches en los jardines del Alcánzar. Cante: Rocío Márquez. Guitarra: Manuel Herrera. Lugar: Jardines del Real Alcázar, Sevilla. Fecha: Domingo, 17 de junio. Aforo: Lleno.

Malagueña de Juan Breva y Frasquito Yerbabuena. Tangos de Pastora, Graná y Extremadura. Seguiriya de Manuel Molina, versión Vallejo, con un desarrollo rítmico hipnótico en el que el sevillano se adelantó 40 años a su tiempo, sigue sonando tan fresco como entonces. Habanera y guajira de Marchena: hermosa repostería jonda. Taranta y fandango minero. Es decir, afición desmesurada, gusto por todos los rincones del cante, aunque con la inclinación de la línea clara, esa que estuvo denostada hasta hace poco, y que ahora está gozosamente de vuelta en jóvenes gargantas como la de esta onubense. Afinación, claridad, entrega. Gusto por el detalle, por el trabajo bien hecho. Conexión con el público. Más atrás, antes, de lo puro y lo añejo, estaba lo fresco, lo recién nacido, el cantar para expresar el gozo de vivir y respirar. El flamenco fue el cante del sentimiento pero también del placer. Esa es la línea clara en la que está Rocío Márquez, que al conocimiento, a la seguridad técnica, une la pasión.

Son tantos los colores flamencos, que parece absurdo quedarse con uno: en la voz de Márquez cabe el lirismo de la guajira, pura sensualidad, juego de colores pastel y el drama de la malagueña, la seguiriya o el fandango de Huelva, la resistencia contra la desolación. La entrega a la vida y la lucha por la vida. También pasajes de puro juego, como la habanera, en los pregones caracoleros de introducción a la seguiriya o parte de los tangos. Márquez tiene carisma, tiene condiciones, tiene conocimientos.

Manuel Herrera: inspirado, bucólico, sentimental, íntimo. Acunando la voz, terciopelo, tejiendo una finísima red armónica, casi invisible pero que resulta un soporte seguro, imprescindible, para los vuelos melódicos de la voz, en los fandangos, en la seguiriya, en la malagueña. Dos intérpretes jóvenes, guapos, sobradamente preparados. Y el cante flamenco, un recién nacido.

Estarán en este mismo escenario los próximos días 27 de junio y 1 y 13 de agosto. Hágase un favor y no se lo pierda.

domingo, 17 de junio de 2012

Gerardo Núñez publica su sexto disco

'Travesía' Gerardo Núñez. Producido por G. Núñez y El Cepillo. Act Music

Han pasado muchas cosas desde 'Andando el tiempo', editado a finales de 2003, el disco anterior de este guitarrista, referente del flamenco contemporáneo, pedagogo y valedor de nuevas promesas de este arte, tan distintas como Cano o Tono Van der Sman. Casi nueve años sin pisar el estudio de grabación ha pasado Gerardo Núñez (Jerez de la Frontera, 1961). El panorama del toque flamenco se ha despejado desde entonces en gran medida. Algunas de las promesas de aquel momento se han consolidado en lo artístico (el mencionado Cano, José Manuel León, Niño Josele, ...) pero la guitarra flamenca se ha ido alejando cada vez más del público, y sólo encuentra eco en algunos festivales internacionales. Las razones de esta retirada tienen que ver con que la guitarra actual se ha polarizado entre lo físico y lo intelectual, dejando de lado la conexión emocional, que es lo que interesa al aficionado corriente.


Con menos estrellas foráneas que en sus últimas entregas, y algunos de sus colaboradores habituales (El Cepillo, Pablo Martín, Perico Sambeat, Carmen Cortés, Mariano Díaz, etcétera) nos llega esta quinta entrega del tocaor jerezano. La guitarra de Núñez se ha hecho más íntima, más realista, más sentimental. Ya no lo fía todo a lo físico. Reconocible siempre por su nitidez y cercanía, la guitarra de Núñez es ahora más romántica. Hasta en las alegrías que abren la pieza asoma algo de nostalgia. Las ilusiones estaban intactas entonces, es verdad, aunque vivíamos en las nubes. 'No ha podido ser' son unas bulerías muy sociables, con tema cantable de aires moros y guitarras eléctricas que evocan al rock andaluz de los años 70. Al final de la pieza hace acto de presencia, sobre la rueda armónica, el baile de Alfonso Losa. La melodía, sin embargo, sigue tan pulcra como siempre. La soleá por bulerías apoya su tema principal en la guitarra eléctrica y el piano. La guitarra flamenca encuentra su contrapunto melódico en los teclados de Albert Sanz. Sin dejar de ser flamenco por su ritmo y armonía, es el tema más jazzístico del disco, accesible y asimilable por todo tipo de públicos planetarios, y por ello más convencional. En la misma onda se sitúa 'Chicken dog', un tema original del guitarrista de jazz John Scofield, que Núñez hace aquí a ritmo de tangos. El invitado principal de la pieza es Perico Sambeat, que hace una larga variación melódica en su línea, brillante y comprometida. Los casi diez minutos que cierran esta obra, en el tema que le da nombre al disco, encierran diferentes estados de ánimo: en primer lugar el recitado del poema 'Acta de extranjería' de Luis Rius, niño de la guerra exiliado en México, en la voz de Juan Luis Cano. Luego, la llamada a la oración en Ankara. Un diálogo en árabe, una variación al piano cubano, etcétera. Todo ello en el marco de una bulería sentimental y algo frenética.

La felicidad mayor de este disco la encierran dos minucias de algo más de un minuto de duración cada una, de puro concertismo, de pura intimidad, solitarias y portentosas: 'Compás interior' en tono mayor y 'Tío Perico' en el correspondiente modal. Aquí el sonido de cada nota gana presencia. Es una pena que las piezas se desvanezcan nada más iniciarse, dejándonos con ganas de mucho más. En la misma línea intimista, aunque con el apoyo de las palmas, y no pocas derivaciones épicas, las bulerías 'Tío Pepe' con un hermoso tema principal.

viernes, 15 de junio de 2012


Estimados lectores,

me hes muy grato adjuntaros la siguiente nota de prensa de la Cátedra de Flamencología de Jerez, que ha tenido a bien concederme su Premio Nacional a la Crítica Flamenca, por el que me siento muy honrado:


La Cátedra de Flamencología de Jerez ha hecho público el fallo de sus bianuales Premios Nacionales de Flamenco y sus premios locales Copa Jerez.
Los premios nacionales en número total de diez, consisten en un diploma y una figura exclusiva en bronce, valorada cada una en cerca de trescientos euros. El fallo, otorgado por un jurado de miembros de la Cátedra jerezana ha sido el siguiente:
Premio de Honor a la Maestría por toda una vida dedicada al cante jondo, al maestro Manuel de los Santos Pastor “Agujeta de Jerez”.
Premio Nacional de Cante, al cantaor sevillano José de la Tomasa.
Premio Nacional de Baile, a la bailaora Sara Baras, de San Fernando (Cádiz).
Premio Nacional de Guitarra, para Antonio Higuero, de Jerez.
Premio Nacional de Enseñanza Flamenca: a la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco, de Sevilla.
Premio Nacional a la mejor Discografía al cantaor Curro Lucena por el conjunto de su amplia obra discográfica.
Premio Nacional a las Artes Plásticas, al fotógrafo Miguel Angel González, de “Diario de Jerez”.
Premio Nacional a la Crítica Flamenca, a Juan Vergillos, de “Diario de Sevilla”.
Premio Nacional a la Divulgación del Flamenco, al Colegio Mayor Universitario Isabel de España, de Madrid, por su anual Festival Flamenco “Tío Luis el de la Juliana”.
Premio Nacional a la Promoción del Flamenco, a la Peña “Al Andalus”, de Amberes (Bélgica)  por el conjunto de sus actividades flamencas y, en especial, por su anual fiesta navideña con villancicos flamencos de Jerez.
Estos premios vienen concediéndose por la Cátedra de Flamencología de Jerez, desde  el año 1964 y la anterior edición correspondió a 2010.
Por su parte, los premios locales Copa Jerez, consistentes en un emblemático catavino jerezano, los ha concedido la Cátedra al cantaor Manolo Simón, a la bailaora  Patricia Ibáñez y al guitarrista Diego del Morao.
Estos premios  serán entregados en fecha próxima, en el transcurso de una gran gala.



Premio Nacional a la Crítica Flamenca

Amigos, me es muy grato comunicaros que la Cátedra de Flamencología de Jerez me ha concedido el PREMIO NACIONAL A LA CRÍTICA FLAMENCA. Otros premiados este año han sido Sara Baras, Agujetas o la Peña Flamenca de Amberes. Me siento muy feliz.

jueves, 14 de junio de 2012

Dionisos en la danza flamenca contemporánea



Baile: Farruquito, El Carpeta, El Polito, Irene la Sentío, Gema Moneo. Cante: Mari Vizárraga, La Tana, Rubito de Pruna. Guitarra: Roman Vicenti, Antonio Rey. Percusión: Luis Amador. Lugar: Teatro Lope de Vega, Sevilla. Fecha: 13 y 14 de junio. Aforo: Casi lleno. 


El éxtasis. La entrega al momento presente. Maneja un par de claves escénicas muy simples, ingenuas, efectivas. Tratándose de este intérprete, el tópico, incluso el amaneramiento, resulta válido, pertinente, honesto. Con Farruquito entramos en un mundo mejor, ese en el que cesa el cinismo, la ironía, el pudor, el escepticismo, los enemigos del hombre. 


Y las maneja magistralmente. Es una cuestión de fe y de entrega, que son dos formas de decir lo mismo. Cuando veo bailar al Carpeta, que es un niño, pienso en eso, porque Farruquito también dio la vida, la infancia, por un sueño. 




El título de la obra no ofrece lugar a dudas. Despues de los experimentos malogrados de 'Sonerías', el baile de tradición familiar de Farruquito es el protagonista absoluto de la función, con aportes de otros dos miembros de la saga, el Polito y el mencionado Carpeta, y de la Sentío y Gema Moneo. Es una selección de piezas anteriores, de sus siete espectáculos como cabeza de compañía. 



Naturalidad, elegancia. Solemnidad cuando la ocasión lo requiere, en la farruca, en la soleá, y mucha complicidad: con el grupo, en las bulerías y el zapateado, y el público, que se sabe un protagonista más de la noche. El baile de Farruquito es una ceremonia dionisíaca, la búsqueda del éxtasis en la rueda del ritmo, una celebración de grupo, una forma de autoafirmación y de fe en lo propio, de su gente, de su familia, de su raza, de los que respiramos y gozamos y padecemos en este planeta. Por eso el cante en sus espectáculos está tan cerca del grito: del éxtasis de la muerte y el placer. No caben aquí ejercicios intelectuales, explicaciones técnicas, sino la pura entrega. Farruquito es un pedazo de verdad del baile flamenco contemporáneo, eso es incontestable. Y en tiempos tan dados a la incertidumbre, al doble discurso, esta verdad, de entrega al puro éxtasis físico, reconforta el alma. 


miércoles, 13 de junio de 2012

Con los poros abiertos

I Festival Internacional de Guitarra de Sevilla. Guitarra: Miguel Ángel Cortés, Tino van der Sman, Andrés Pituquete, Felipe Carvajal. Percusión: Roberto Jaén. Lugar: Sala Cero, Sevilla. Fecha: Martes, 12 de junio. Aforo: Casi lleno.

Esto era un holandés, un costarricense, un chileno y un español. No es un chiste sino un nuevo lugar donde los intérpretes y compositores más brillantes de la guitarra que viven y trabajan en nuestra ciudad pueden ofrecer su arte. Esta primera noche fue el turno del flamenco. Tino van der Saman nos abrió los poros de par en par con un tema cargado de nostalgia y de rabia 'Donde hubo siempre queda'. Luz y color y un sentido muy lúdico de su instrumento. Somos felices en el patio de butacas porque Tino es feliz en el escenario. Su versión de la 'Malagueña' de Albéniz fue tan respetuosa como creativa, vibrante. Y su guajira, un estallido de claridades. Nos abrió los poros de par en par para lo que vino lueno, el recital de Miguel Ángel Cortés.
Tino van der Sman

No voy a extenderme en el análisis de un concierto que reseñamos hace poco (ver http://vaivenesflamencos.blogspot.com.es/2012/03/exilio-interior.html), pero sí quiero subrayar lo extraordinario de su seguiriya, su poderío técnico absoluto. Su valentía. Cortés y Van der Sman, dos maestros de la emoción que tocaron después del Pituquete de Chile y de Carvajal de Costa Rica. Este último ofreció tarantas y soleares muy morosas, muy esponjadas, casi estáticas.

Felipe Carvajal


El Pituquete mezcló una pulida granaína con una composición más rítmica de Antonio Restucci. En la soleá se mostró clásico y contundente y en la bulería muy inventivo. Mi enhorabuena a Óscar Guzmán por la feliz idea de este nuevo festival al que deseamos que haga las delicias de los aficionados a este instrumento durante muchos años.

Andrés Pituquete

martes, 12 de junio de 2012

Claridad salina



'El mar de mi ventanta' Niño Josele. Con Paco de Lucía, Tomatito y José Enrique Morente. Warner/Dro

El quinto disco del guitarrista almeriense Niño Josele se ajusta más a los cánones flamencos contemporáneos que sus dos entregas anteriores, de corte jazzístico.La soleá debía haber estado acompañada por la voz y ahora está sola. Muy rítmica y, no obstante, dotada de esa seguridad salina característica del toque de Josele. La melodía es tan deliciosa que hasta resulta superfluo el acompañamiento de nudillos y palmas sordas. Tan flamenca: sobre la rueda de acordes tradicional se suceden las melodías, saltarinas, columpiadas sobre el bordón, estrictamente modales. En el último minuto y medio las variaciones melódicas surgen del arpegio hacia otros territorios melódicos más pop. Esta soleá fue concebida para la voz de Enrique Morente.

La minera es el único toque de puro concertismo solista de este disco. Lírica y solar y con la tensión propia de las técnicas flamencas: ligados, pulgar, picados... temperamento, en fin. Josele no renuncia a progresiones melódicas más cantables, pero sin apartarse del sentido tradicional de este toque, fundado por Ramón Montoya, de quien asume el despliegue técnico que lleva a cabo. Claridad salina, serenidad. Las notas se suceden con naturalidad, sin atropellarse. Fluidez y contemplación. Sin duda lo mejor del disco.



El resto de esta obra es puro ritmo: bulerías, tangos y rumbas, los dos primeros estilos por partida doble y el la rumba representada por tres toques. La primera bulería, dedicada a Chick Corea, es frenesí, tenso, seco y algo distante, un mano a mano con Tomatito en la más pura tradición paquera. En la segunda, 'Dulce canastera', el contrapunto lo pone el bajo de Carles Benavent. Es un toque con estribillo masculino y cante, más tranquilo, más pausado con abundantes usos de la tonalidad mayor. El guitarrista comparte protagonismo con la voz desgarrada de Duquende. En esta misma onda de estribillos y soniquete, los tangos 'Luna mora'. Una descarga contundente con el enérgico bajo eléctrico de Alain Pérez y la voz sentimental de Lola de Morón. La sombra de Paco es alargada. 'Granada enamora' es una canción por tangos paraos de letra más bien convencional y protagonizados, en lo vocal, por José Enrique Morente. El estilo de este joven cantaor granadino está más cerca del de su hermana mayor que del de su padre, demostrando un enorme dominio rítmico en el comienzo de la pieza. Las hermanas del cantaor, Soleá y Estrella, ponen las voces en los estribillos.

Tanto Paco de Lucía hay en este disco, que al final aparece la guitarra del genio algecireño: se trata de una rumba titulada 'Caribeña'. Paco lleva años sin ofrecernos un disco nuevo, pero se prodiga en un buen número de grabaciones ajenas. Nada más aparecer la guitarra del de Lucía la pieza se llena de luz, de pulcritud. Hubiese resultado un número genial de ser un puro dúo de guitarras. La percusión y el bajo cubanos son de compromiso. Tomado de forma aislada, el tema arpegiado con el que se inicia la pieza, en tonos mayores, es de las más billantes melodías que presenta esta obra. Nos recuerda al 'Monasterio de sal'.


Y, a pesar de no tener citas directas, hay continuas referencias a pregones soneros tradicionales en el poderoso tumbao. Es una inyección de vitalidad y fuerza. Por los mismos aires caribeños 'Valgame asere' introduce sin complejos los vientos en el tema principal y los arreglos, en un guiño a los dos últimos discos, más jazzísticos, del guitarrista. En esta onda se sitúan las variaciones de saxo tenor y bajo eléctrico, todas ellas en un tono de gran vitalismo, que dan la réplica a las de guitarra. El frenesí se ve reforzado por los pies de Juan de Juan. La melodía de 'Cabo de Gata' es muy parecida a otras de la guitarra contemporánea que nos ofrecieron José Antonio Rodríguez o Vicente Amigo, o el propio Josele en 'El sorbo' (2000).

Este último disco, firmado a cuatro manos con Javier Limón, sigue siendo el mejor del Niño Josele, pese a los que luego nos ha brindado en solitario. 'El sorbo' es uno de los fenómenos musicales del flamenco contemporáneo que, no obstante, pasó de puntillas. Una obra fresca, naïf y mágica, lejos de los tics profesionales que luego han afectado a Limón y Josele en sus respectivas carreras.

lunes, 4 de junio de 2012

Postales de feria 2012: Caseta de los niños perdidos




When the train left the station
It had two lights on behind,
The blue light was my baby
And the red light was my mind.
All my love was in vain.
(Robert Johnson)

Estamos sentados a la orilla del Barraco de la Arena. Ella me lo dice:
- M: Ahora él es lo más importante para mí, más que la música o la danza. Y lo hice por respeto a él, para cuidarlo.
- N:  Además, ella es una muchacha muy cuidadosa, muy responsable.

Le lanza un huevo y la muchacha lo atrapa cuidadosamente, para no romperlo, en el aire. Es un huevo cocido, hueco por dentro. También atrapa el segundo huevo. Pero el tercero se le escapa. Se ríe. No pasa nada. Ya ha demostrado con los dos primeros huevos que es  una mujer cuidadosa, responsable. Se ríe con su pelo rizado, con su carita morena, con sus ojos preocupados. Si no fuera tan responsable tal vez los ojos serían más francos. No hay de qué preocuparse esta tarde. El sol se está yendo poco a poco. Sólo se escucha el canto de las chicharras. Del verano.

Robert Johnson
Ya no me gustan tanto las películas de vaqueros tristes como en mi adolescencia. Los westerns crepusculares, que dicen los inteligentes. Aunque fue una película de Peckinpah la causante de nuestra separación. Sé que no es exactamente así, pero suena más literario. ¿O no? En mi adolescencia hubiese pensado que sonaba literario.
'Blood on the tracks' Bob Dylan
Me sentí como un niño perdido. Rodeado de miles de personas, caballos, botellas vacías, cacharros con luces azules y rojas y vendedores de globos. En el centro del universo, el ombligo del mundo, y completamente perdido. Pensé “otro amor en vano”. ¿De dónde sacarían los negros esa fuerza para cantar rotos y chulos? Lo de Mick Jagger lo entiendo, era un adolescente mimado. Como adolescente en crisis yo escuchaba a un judío sesentón de voz nasal al que no le entendía una palabra, sino el dolor. Más roto que chulo, no dejaba de ser un bluesman. Había llegado hasta mí el disco más dolorido de la historia, ‘Blood on the tracks’. El hombre, el niño, cantaba hasta con felicidad la desolación. Cuando no se ha tenido otra cosa sino la desolación uno puede hacer de ella una forma de vida e, incluso, sentirse cómodo dentro. De manera que, al salir, te sientes perdido. Allí estaba yo, en el centro del universo y perdido. Encontré a mi padre, una tarde fría de otoño. Allí, con 42 años y solo y perdido. Hay noches en las que la caseta de los niños perdidos es todo el recinto ferial. Nunca me habían dejado a través de SMS. Fui ‘Ojitos’ de Buñuel. Fui el vagabundo de ‘Luces de la ciudad’: me acuerdo cuando intenté devolverle la vista. Y siempre que me acuerdo me viene a la memoria esta sevillana de Isidro Muñoz:

Pasando la vi
Por el puente
Silencio que no
Se despierte.

 Si no querías despertar, ¿verdad? Quise ser un héroe por vez primera. El soldadito, el príncipe, en lugar de la doncella en apuros. Quise salvarte pero ¿a quién le interesa la salvación? La vida en la feria es de otra calidad, intensa, exclusiva. La lógica con la que intentamos atrapar la realidad habitual es completamente inútil en la feria. Por eso no me sorprendió cuando, al volverme a ver quien me tocaba por segunda vez en el hombro, me encontré con tu cara brillante, impoluta, marmórea. Linda. No fue una sorpresa pero sí que me dio un vuelco el corazón. Me aparté a un lado, miré a N. Ella te besó, te abrazó. Viniste a mí. Te abracé. Impoluta, marmórea, estatutaria, linda, te dejaste hacer pero convertiste el abrazo en sendos besos forzados en las mejillas. Me dolió. Pero entiendo que estabas cuidándolo. Que estabas cuidando lo vuestro. Puedo entender que ahora sea tu prioridad, aunque eso no invalida el que una vez fui el hombre de tu vida. Pero, ¿te tengo que encontrar cada abril?
Nunca me habían abandonado a través de un SMS.

'Niños perdidos' es el número 4
Juan Carlos Romero e Isidro Muñoz

La Repompa no ha muerto

'La Repompa de Málaga' Paco Roji, Ramón Soler Díaz y Paco Fernández. Edición de los autores. Málaga.

Paco Roji, Soler Díaz y Paco Fernández reconstruyen la trayectoria y analizan la obra de una de las cantaoras más influyentes del siglo XX, La Repompa. Los 21 años de vida de Enriqueta Reyes Porras 'La Repompa' (Málaga, 1937-1959) dieron mucho de sí, hasta el punto de que su nombre se inscribe con letras de oro en el libro de la historia de este arte. Hay un cante al que todo el mundo conoce hoy como 'Tangos de La Repompa' aunque, según afirma Gonzalo Rojo y en gran medida confirma esta obra, fueron La Pirula (Dolores Campos Nieto, Málaga 1915-1948) y en menor medida Paca Reyes (Málaga, 1935), ésta última hermana mayor de La Repompa, las creadoras de dichas melodías. Unos cantes que continuó interpretando Rafaela Reyes La Repompilla (Málaga, 1949), la hermana más chica de La Repompa, y que hoy sigue haciendo Amparo, la hija de Rafaela, y que forman parte del acerbo festero de buena parte de cantaoras actuales tan distintas como Carmen Linares, La Cañeta (Teresa Sánchez Campos, hija de La Pirula, también de Málaga), La Susi, Estrella Morente, Antonia Contreras, Paqui Lara, Las Migas, etcétera, y de no pocos cantaores como Miguel Poveda, Cancanilla y, hace unos años, El Indio Gitano, Ketama y Camarón, fiel seguidor de los estilos de La Repompa. Pero no sólo los tangos, la influencia de La Repompa sobre el cante femenino actual tiene que ver también con las bulerías y, en menor medida, con los fandangos.

La historia de la Repompa es la historia del flamenco en Málaga, y en España, a mediados del siglo pasado. Recorremos, de la mano de Paco Roji, el responsable de la parte biográfica en este libro, los tablaos malagueños y salas de fiestas, como el Refugio y el Pimpi, y vemos a La Repompa compartir escenario con personajes tan singulares del flamenco malagueño como Pepito Vargas, Chiquito de la Calzá, El Tiriri, Antonio el Chaqueta, La Quica, La Cañeta y un jovencísimo Carrete. Otros intérpretes, no malagueños en este caso, con los que alternó La Repompa fueron Lola Flores, Pastora Imperio, para la que trabajó en Palamós, y El Farruco, con el que tuvo una hija, Rosi, que fue bailaora. La Repompa es una intérprete elegante, dulce, fresca, acabada con sólo veinte años, los que tenía cuando llevó a cabo sus grabaciones, siete cantes, con la guitarra de Paco Aguilera, minuciosamente analizados en la segunda parte de esta obra por Ramón Soler Díaz. 




Se trata de dos epés, uno de ellos compartido con Gaspar de Utrera con el título de 'Bailes españoles'. Ambos se editaron en CD hace unos años por El Flamenco Vive. Afinación, originalidad de un repertorio festero adaptado a sus facultades y a la disposición emocional del momento de la intérprete, timbre fresco y naturalidad, maestría y algo de la ingenuidad de los pocos años que tenía cuando se llevaron a cabo estas grabaciones, esos son los valores flamencos de La Repompa. Una cantaora que era pura vitalidad, puro fuego, como demuestran su rumba 'Ea, Cayúo', las bulerías jerezanas 'Dinero', los tangos de la Pirula con los pies del Farruco, etcétera. Impresionante resulta su interpretación de los tangos granadinos que exigen una velocidad y amplitud de registro enorme, por los saltos melódicos tan grandes que tienen. Pero por encima de lo técnico, de las condiciones naturales, y del conocimiento de la tradición, lo más destacado del cante de La Repompa, que también era bailaora, por cierto, es su entrega emocional. El libro es también una reivindicación del cante de fiesta de los gitanos de Málaga e incluye dos breves pero interesantísimas entrevistas con Paca Reyes, la hermana mayor de La Repompa, y La Cañeta, la hija de la Pirula. Se da la circunstancia infeliz de que las dos grandes protagonistas de la historia de los cantes gitanos de Málaga, La Pirula y La Repompa, murieron bastante jóvenes de manera que sus herederas, La Repompilla y La Cañeta, hubieron de conocer sus cantes por terceras personas, singularmente de Paca Reyes. Ello hace que hoy en día sea muy difícil establecer una línea de separación entre las creaciones de unas y de otras.