No quisiste despedidas,
Escoges seguir enfadada con el mundo.
No quisiste adioses,
Prefieres el exabrupto a la caricia.
Pero la noche nos dio sombra,
Jamás imaginaste volver a ser
Y fuiste, en mis manos, hembra y luna.
Un regalo inesperado de besos y suspiros
Un lugar al que no volverás
En todos los días del mundo que se va.
¿Quién te lo iba a decir
que serías, por fin,
lo que siempre anhelaste ser, mujer?
Fue un regalo inesperado,
tampoco yo lo diría,
de la noche y de la almohada.
Fuiste mujer y me recibiste y te di
Lo que los hombres dan a la mujer
Desde el comienzo al fin.
La sombra nos dio luz,
La sábana caricia,
El rubor, coraje,
El llanto, risa.
Y te vas hacia las sombras,
Te vas sin despedida.
Te vas hacia la ira,
Te vas sin volver la cara
Para saludar lo que fuimos,
A la muerte sin ser vida.
Te vas al mundo,
Al infierno de la prisa.
Corres por no sentir
El horror de estar vacía.
Pero yo te llené.
En mi corazón fuiste vientre,
En mi corazón vives
Y serás, más que rabia, roce,
Más que rencor, firmamento,
Más que dolor, verdad,
Ilusión más que odio,
Amante más que olvido.
En lo profundo hay un hijo
Que no quisiste ser.
La hija sin coraje para ser esposa.
En mis dedos fuiste, mujer,
Por vez primera y última.
Amante más que olvido,
Aunque esta soleá te encante,
Por ver si con ello
Consigo olvidarte.
Consigo no olvidarte.
Recuerdo de lo que olvido.
jueves, 28 de julio de 2011
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