por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







miércoles, 20 de febrero de 2013

Un ser maravilloso y descomunal


Gala de Presentación de la Academia de las Artes y las Ciencias Flamencas. Baile: Farruquito, Farruco, Barullo, Alfonso Losa, El Junco, Juan de Juan, José Maya, José Carmona, José Galván, Pastora Galván, Karime Amaya, Paloma Fantova, La Faraona, Susana Casas, La Negra. Cante: La Cañeta, Remedios Amaya, La Tana, Rocío Bazán, Toñi Fernández, Luis Moneo, El Extremeño, Miguel Ortega, Rubio de Pruna, Antonio Zúñiga, Jesús Corbacho. Piano: Dorantes. Guitarra: Pedro Sierra, David Cerreduela, Israel Cerreduela, Manuel Herrera, Román Vicenti. Lugar: Teatro Lope de Vega, Sevilla. Fecha: Lunes, 18 de enero. Aforo: Lleno.

La Cañeta es un ser maravilloso y descomunal, una fuerza de la naturaleza. Es, además, historia viva de este arte, creadora o configuradora de uno de los estilos por tangos más populares en la actualidad, a veces llamados tangos de la Repompa. Por eso, su presencia en el escenario era un seguro. La certeza de que algo mágico iba a ocurrir.

La propuesta es un tótum revolútum, efectivamente. Pero, claro, con tales cantidades de talento sobre las tablas, tenía que llegar la magia. Y llegó. En los tangos de la Cañeta. Cantándole y bailando con Antonio el Farruco. Naturalidad, desparpajo, poder de trasmisión de una emoción básica como es la felicidad. Eso nos dieron estos dos. Fiesta a la que luego se sumaron el poderío telúrico de La Faraona y la voz oscura de Remedios Amaya. Los que tuvimos la suerte de disfrutar de estos tangos no los olvidaremos fácilmente.





Aunque no fue el único momento emotivo de la noche: Pastora Galván estuvo inmensa emulando a Carmen Amaya. Es una bailaora estupenda pero es además muy lista para moverse con soltura entre el homenaje y la parodia divertida. José Maya y Alfonso Losa también ofrecieron momentos deliciosos, con rotura de pantalón incluida, en el caso del segundo. La cosa fue de esta manera: los cuarenta intérpretes, que estuvieron casi todo tiempo en escena, empezaron tensos, apretados. Pero cuando se empezaron a sentir cómodos en escena y el guión, que incluyó algunos errores de bulto, se olvidó, surgió la magia: entonces los pantalones se rasgaron, los pañuelos empezaron a asomar por sitios inoportunos y hasta los tacones se rompieron, como le ocurrió a Juan el Farruquito en la soleá que cerró una noche mágica, inolvidable.


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