por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







jueves, 12 de agosto de 2010

Paco de Lucía en el Festival de las Minas

El guitarrista sale solo a la escena. Sin mirar al público, empieza a afinar su instrumento. Antes de iniciar el primer toque en solitario, la rondeña, da las buenas noches. El tocaor está en plenitud de forma. La melodía tensa, a la carrera, se encoje, se estira, suspira, respira, enérgica. Paco de Lucía sigue corriendo, sigue arrasando. La soledad de la cima se traduce en un rostro adusto. Viene luego la soleá por bulerías y el grupo, los gestos cómplices, sobre todo con el cante camaronero. Primero la voz entusiasta de David de la Jacoba, puro color, pura carne. Y la dolorida y refinada, quintaesencia de emoción y abstracción, de Duquende. Las primeras bulerías de la noche, en tono mayor, son un vibrante dúo con el Piraña. Las alegrías para introducir el bajo eléctrico de Alain Pérez y la armónica de Antonio Serrano. La armónica es el contrapunto melódico de la guitarra, aunque el primer gran aplauso que Serrano le arranca al público es gracias a un ensayo de polifonía: parece increíble que este instrumento arrollador tenga menos de 15 centímetros. Cuando el recital deriva hacia el final de su primera parte surge el baile acrobático, de inspiración, eléctrico y enjundioso de Farruco.


La segunda parte viene dominada por el estilo binario de tangos y tanguillos. La contundencia, intacta, de Paco de Lucía, la fiereza de los cierres, la tensión y la rabia que revolucionó hasta en tres ocasiones este arte, dejó una huella indeleble en estos estilos que aún se mantiene vigente. Suena el estribillo vibrante de 'La feria de La Línea', para pasar de repente a una serie de variaciones por seguiriyas bailables. Es el tema 'Luzía', del disco homónimo, un estilo que el de Algeciras llevaba 30 años sin grabar hasta entonces. El tema se cierra con el baile más largo de la noche. El recuerdo a la madre sucede al recuerdo al amigo de la primera parte (en la rondeña, en el estribillo de 'Campanas del alba'). Se inician los acordes de 'Ziriab', lo que indica que el concierto está terminando. Una rueda de acordes para una serie de variaciones en la que participan todos los músicos excepto el bailaor.


 


Paco y los suyos se van. Pero el público quiere más. Al tocaor, que sigue siendo el músico flamenco más arriesgado en los aspectos armónicos y melódicos, no se le caen los anillos por hacer una concesión a la popularidad, su propia popularidad, así que inicia el bis con la melodía de 'Entre dos aguas' y el atestado Antiguo Mercado de La Unión se viene abajo. Y es que los aficionados han desbordado el aforo y cientos de personas han pasado las dos horas del concierto de pie.
 
 
Imagen de Jayam.

3 comentarios:

  1. Con qué emoción comentas los conciertos de Paco y Morente, qué gusto!
    nosotros vimos a Paco en Sos del Rey Católico hace 15 días, un aforo de 500 personas sólo! una gozada también.
    Un abrazo!
    (seguiré atento al blog para ver "qué se cuece" por la bienal)

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  2. Hola Ekhi, gracias por tu comentario. Fui muy feliz el día de Morente, y también el de Paco. Espero haber trasmitido algo de esa felicidad. Gracias por tu fidelidad.

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  3. Que lindo todo lo que cuentan y que lindo como esta escrito, yo leo estas lineas desde el fin del mundo, estoy en la patagonia de Argentina, leo estas lineas y me siento un poquito alla. Muchas gracias!
    Alejandra
    Tablao Ambulante
    http://www.tablaoambulante.blogspot.com/

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