¿Se imaginan al cineasta de culto Luis Buñuel haciéndole los coros al estribillo de un pasodoble de Angelillo, el “cantaor de flamenco más popular de España” según afirma el propio director en ‘Mi último suspiro’? Ocurrió en 1935 y, desde luego, la secuencia, incluida en la película ‘La hija de Juan Simón’, casaba mal con la imagen de artista de vanguardia que por entonces alimentaba el director nacido en Calanda. De hecho, la intervención de Luis Buñuel en ‘La hija de Juan Simón’, como en ‘Centinela Alerta’, las dos películas que rodó con Angelillo, es anónima. Más tarde, en Méjico, no se le caerían los anillos a don Luis por firmar películas alimenticias, melodramas populares más o menos insufribles (también algunos deliciosos como ‘La ilusión viaja en tranvía’, o estupendos como ‘Subida al cielo’), pero en 1935 Buñuel tenía una reputación que mantener. Es por eso que su trabajo para la productora Filmófono, de la que era socio, nunca fue acreditado en las películas que produjo. Así, ‘Centinela Alerta’ se exhibió sin firma de dirección ya que Jean Grémillon, codirector de la misma junto a Buñuel, también era un artista de elite y elitista, y no quiso figurar. Buñuel señala en sus memorias que él rodó ‘Centinela alerta’ cuando Grémillon “no tenía ganas de levantarse”. También afirma el director en relación a estos filmes que “me entrometía descaradamente en la dirección” aunque los firmaran José Luis Sáenz de Heredia o Luis Marquina. Saenz de Heredia señaló en los años 60 respecto a ‘La hija de Juan Simón’ que él se limitó a firmar, a cambio de 15.000 pesetas, pero que la dirección efectiva la hizo Buñuel mientras que Pilar Muñoz, la protagonista femenina de la cinta, declaró lo mismo, es decir, que el director de hecho fue “Buñuel, un señor autoritario, muy guapo y con los ojos verdes que llevaba a todo el mundo, incluidos los actores, más derechos que una vela”, testimonios corroborados por otros colaboradores de Buñuel como el montador Eduardo García Maroto.
Está claro que Buñuel no iba a acudir a los estudios de Filmófono sólo como corista de Angelillo y, puesto que se jugaba su dinero en estas producciones, las controló de principio a fin, logrando reducir aún más los reducidos presupuestos de Ricardo María Urgoiti, el socio mayoritario de Filmófono, según declaró éste.
Buñuel propició el debut cinematográfico de Carmen Amaya, que es lo que más satisfacción le dio de su trabajo para Filmófono según declaró a Max Aub (‘Conversaciones con Luis Buñuel’) y según se desprende también de sus memorias. La secuencia en la que hace de extra mientras Angelillo canta un pasodoble corresponde al número musical ‘Soy un pobre presidiario’, en el que Buñuel aparece como de compañero de celda del cantaor, que, además de hacer coros, juega a las cartas y se deja robar la cartera. Me costó encontrar la secuencia porque tenía noticias, por el libro que publicó el Instituto Cervantes con motivo del centenario del cineasta, de que Buñuel había trabajado de extra en esta película, pero creo que es la primera vez que se ofrece el dato del lugar exacto de la cinta en que aparece. De hecho, ésta es la primera vez que se reivindica, que reivindicamos desde el ámbito jondo, la “obra flamenca” de Luis Buñuel. Un autor que no volvería a tocar lo jondo sino en su última película, ‘Ese oscuro objeto del deseo’ (1977) en donde Conchita, su protagonista, es una bailaora de flamenco que reproduce el mismo diálogo que interpretaba Carmen Amaya en ‘La hija de Juan Simón’: “Soy libre, mi cuerpo no pertenece a naide más que a mí y con él hago lo que quiero”.
Gracias Juan, preciosa entrada sobre el Niño de Calanda. Saludos
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ResponderEliminarGracias amigo Faustino ... ¡vivan los maestros! que además se manejan bien con las tecnologías: la mayoría me dice que no sabe hacer los comentarios en la página y me los envían por "correo interno". Un abrazo
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