Guitarra y dirección musical: Eduardo Rebollar. Cante: José de la Tomasa, Laura Vital. Baile: Yolanda Lorenzo. Cante para el baile: Vicente Gelo, Manuel Romero. Percusión: El Chupete. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves 3 de mayo. Aforo: Tres cuartos de entrada
El guitarrista siente que por vez primera, tal vez última, el público guarda silencio con el solo gesto de iniciar el toque. Por vez primera, tal vez última, a las primeras notas de la variación, no le sigue el murmullo de la gente o el saludo en el micrófono del cantaor. Que por vez primera, y quizá última, jalean y aplauden más las falsetas que el cante. Es el sino del guitarrista de acompañamiento: por ejemplo, esa brutalmermadelmástil que se da en la mariana: ¿cómo llevar a cabo una falseta en dos centímetros? En las alegrías, su cante favorito, es mayor el espacio para la expresión de su música. Rebollar lleva en volandas a Vital: la mima, lamece. Intuye cada modulación, sigue con la mirada cada gesto. Sólo retira los ojos de la cantaora cuando se concentra ensumínimavariación.
Foto: Remedios Málvarez |
Con una personalidad tan jonda como José de laTomasa es difícil mantener la concentración en la guitarra. Pero, de repente, descubro un secreto a voces: en la cara de Rebollar se puede seguir cada giro melódico de la soleá, cada lamento dolorido de la seguiriya. En buena parte del trascurso de estos dos cantes las caras, cantaor y guitarrista, expresan idéntico gesto de dolor, de humanidad lacerada, de carne enrojecida: pañode nuestras lágrimas. El arte de Rebollar es torrencial, cálido, en el que las notas se suceden, por mor del ritmo, a veces en franco atropello y siempre dando gracias a la vida.
Foto: Remedios Málvarez |
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