por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 26 de abril de 2013

Mirar un cuadro



‘Persuasión y Devoción’. Cía. Eva Yerbabuena. Baile, idea, coreografía y dirección: Eva Yerbabuena. Baile: Úrsula López, Tamara López, Leonor Leal, Gemma Morado, Vanesa Aibar, Verónica Llavero, Mercedes de Córdoba, Lorena Franco, María Moreno, Myr Garrido, Eduardo Guerrero, Moisés Navarro. Músicos: Paco Jarana, José Valencia, Antonio Coronel, Rocío de Frutos, Fernanda Teixeira, Guillermo Peñalver, Juan Carlos Rivera, Alejandro Casado. Textos: Horacio García. Lugar: Convento de Santa Clara, Sevilla. Fecha: Del 25 al 28 de abril. Aforo: Lleno.

Las santas de Zurbarán, en la versión de Eva Yerbabuena, son austeras, casi calvinistas, y también exuberantes. Delicadas o poderosas. Niñas o señoras. Vaporosas o graves. Masoquistas y golosas. Incluso hay una santa que más que santa es una diosa, Venus en su nacimiento. El espectáculo tiene tanto de desfile de modas como de música del barroco, como de danza. Eso sí, música del barroco inglés, sobre todo de Henry Purcell, para las santas del pintor de Fuente de Cantos. 


En el claustro del convento de Santa Clara también bailó el helecho, la redonda naranja y la luna, llena, escondida entre nubes. El mejor coreógrafo es el viento, quizá porque es sordo. Pero Yerbabuena mostró un oído total para coreografiar la zarabanda de Nicola Matteis, trasformar el arte de la variación melódica en el arte de la variación coreográfica. En realidad, la zarabanda está en el corazón mismo de lo jondo hasta el punto de que mi paisana La Rubia de las Perlas grabó este estilo flamenco en las primeras décadas del siglo XX. Que una de las tradiciones herederas de ese gran estallido musical y coreográfico que fue el barroco es el flamenco, está fuera de toda duda. Ahora falta quien le hinque el diente al asunto. No este espectáculo, no era el objetivo del mismo. Si la parte musical es respetuosa con las partituras y la parte del vestuario también se inspira, aunque de forma más libre, sobre una realidad histórica concreta, la coreografía es una versión libre contemporánea, flamenca en buena medida, de los cuadros de Zurbarán. Eva Yerbabuena se ha plantado ante los lienzos y les ha exprimido todo el baile, todo el drama que ve en ellos. Toda esa pasión contenida en los pechos de las santas. Y qué santas: deliciosa Vanesa Aibar en su breve intervenció de Santa Eufemia anhelante. Ursula López en zapatillas como Santa Apolonia. Santa Isabel de Turingia, en puntas, sutil y sentimental, dramática, estupenda.

 



El clímax del espectáculo es la saeta portentosa que canta José Valencia y que baila la Yerbabuena. Si era obvio que en la obra había mucho de desfile procesional de la Semana Santa de Sevilla, en el final del espectáculo esto se hace carnalmente palpable. Yerbabuena baila maravillosamente la música de Purcell, con sólo dedicarse a escucharla. Pero se rompe y nos rompe en la saeta en donde se trasforma en una Santa Casilda Dolorosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario