I Muestra de Flamenco. Cante: Tomasa Guerrero 'La
Macanita'. Guitarra: Manuel
Valencia. Palmas y jaleos: El
Bo, Chicharito. Lugar: Teatro
Central, Sevilla. Fecha: Jueves, 26 de
septiembre. Aforo: Media
entrada.
Vino La Macanita de Jerez muy concentrada, muy seria. Ofreció un recital equilibrado entre lo clásico de Santiago y las nuevas composiciones que Isidro Muñoz o Terremoto hijo hicieron para ella en sus distintas entregas discográficas. Clásicos fueron su soleá, con esa genuina evocación a Fernanda de Utrera, la seguiriya, los tientos y tangos o las malagueñas del Mellizo. Y los nuevos sones vinieron en forma de bulerías, alegrías y tangos.
Vino La Macanita de Jerez muy concentrada, muy seria. Ofreció un recital equilibrado entre lo clásico de Santiago y las nuevas composiciones que Isidro Muñoz o Terremoto hijo hicieron para ella en sus distintas entregas discográficas. Clásicos fueron su soleá, con esa genuina evocación a Fernanda de Utrera, la seguiriya, los tientos y tangos o las malagueñas del Mellizo. Y los nuevos sones vinieron en forma de bulerías, alegrías y tangos.
La Macanita se olvidó de sus dudas con la afinación y ofreció un recital sin
fisuras protagonizado por un timbre vocal único, pletórico, lleno de fuerza y
de colores cálidos. Las canciones por bulerías y tangos o, incluso, alguna
letra de Manuel Molina Jiménez, son el flamenco del siglo XXI porque sus
autores se empaparon y vivieron lo jondo de centurias anteriores. Nos hablan de
nuevas pasiones, que son las de siempre, y la cantaora jerezana las defiende
con la misma convicción que aplica el legado clásico. Eso sí, lo tradicional,
esa seguiriya terrible, esa malagueña sin concesiones, es una piedra más
difícil de digerir para nuestra sensibilidad del siglo XXI, porque son fórmulas
directas, en música y letra, donde no caben paños calientes. Esa es la fuerza
de lo jondo y también su limitación a la hora de llegar a un público
mayoritario.
Manuel Valencia, además de su sólido toque de acompañamiento, tenso y
categórico, en la línea de la mejor guitarra de su ciudad, ofreció un gran tema
en solitario. Y, ¿qué decir de la Filarmónica de Santiago, esos jaleos, esas
palmas? El mejor compás del mundo ya peina canas, pero no se puede sostener el
soniquete con más precisión y naturalidad. Un compás vivo, respirado, sutil y
efectivo.
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