I Muestra de Flamenco. Cante y baile: La Tobala. Guitarra y dirección musical: Pedro
Sierra. Guitarra: Daniel
Fernández. Cante: José Ángel
Carmona, Toñi Fernández, Cristina Tovar. Coros: Tere Salazar. Palmas:
Jardanay Sierra. Piano: Alberto
Miras. Baile: Eduardo Leal. Percusión: David el Chupete. Coreografía: Ruben Olmo. Lugar: Teatro Cental, Sevilla. Fecha: Miércoles, 25 de septiembre. Aforo: Lleno.
A La Tobala la teníamos encasillada como cantaora festera, y la verdad es que lo mejor de la noche fueron tangos, fandangos rítmicos y bulerías. Los sones de su tierra extremeña o los tangos del Camino del Sacromonte, que cantó y bailó con un coro de lujo de voces oscuras. También en la fiesta por bulería brilló a gran altura, tanto en su forma tradicional como en las letras de Juan Manuel Flores, Lole y Manuel que dijo con emoción y lirismo.
A La Tobala la teníamos encasillada como cantaora festera, y la verdad es que lo mejor de la noche fueron tangos, fandangos rítmicos y bulerías. Los sones de su tierra extremeña o los tangos del Camino del Sacromonte, que cantó y bailó con un coro de lujo de voces oscuras. También en la fiesta por bulería brilló a gran altura, tanto en su forma tradicional como en las letras de Juan Manuel Flores, Lole y Manuel que dijo con emoción y lirismo.
La Tobala tiene una voz
rota de color mate, corta y sentimental. Los bruscos quiebros melódicos y el
cante corto, así como el bello timbre vocal, son sus mejores armas. No obstante,
anoche dio también una muestra de su forma de entender el cante grave, soleá y
tientos, al que dotó de las características cantaoras apuntadas arriba. Así
mismo, probó con la canción de autor sudamericana, por partida doble,
acompañándose al piano, una fórmula nueva para esta cantaora. Y lo cierto es
que salió airosa del empeño. Se trata de ‘En un rincón del alma’ de Alberto Cortez, que tiene una
portentosa versión flamenca en la voz de María Jiménez, en la que La Tobala se
miró anoche. Y ‘Gracias a la vida’,
el clásico de Violeta Parra que cerró el recital.
Un espectáculo que pronto escucharemos en disco y que gozó de una puesta en
escena brillante, coreografíada por Rubén Olmo, aunque con algún desajuste
propio de un estreno. La portentosa y frenética guitarra de Pedro Sierra fue el
sustento de este concierto en el que el tocaor, además, ofreció una deliciosa
farruca en solitario.
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