I
Muestra de Flamenco. Cía. Javier Barón. Baile y coreografía:
Javier Barón. Cante: José Valencia. Guitarra: Javier Patino. Tres
cubano: Raúl Rodríguez. Violín: Alexis Lefebre. Percusión: José
Carrasco. Lugar: Teatro Central, Sevilla. Fecha: Martes, 24 de
septiembre. Aforo: Casi lleno.
Este alcalareño es un
valor seguro. En ocasiones está bien y en otras, como anoche,
magnífico. La idea es que lo que en el pasado eran interludios
musicales entre baile y baile, ahora se presentan en igualdad de
condiciones que la danza, tanto en la extensión como por la calidad
de las mismas.
Todos
los músicos que arroparon anoche a Barón son enormes solistas, como
han demostrado sobradamente en sus respectivos proyectos
individuales. Lefebre introdujo la fantasía y el virtuosismo del
violín romántico. Raúl Rodríguez fue una brisa fresca del Caribe,
con la calidad y dulzura de la cuerda metálica y su impresionante
puesta en escena: este sevillano es un bailarín innato, y dota a sus
interpretaciones de enorme carga visual. José Carrasco, contundencia
y una tupida red en la que dejarse caer. Patino es la sobriedad y la
profundidad melódica. Y José Valencia un superdotado del cante que
cuando le canta al baile se despreocupa y lo da todo, en todos los
sentidos: poderío vocal, entrega absoluta a la emoción y
enciclopedismo.
Barón
estuvo múltiple. No sólo sobrio, como siempre; elegante, como
siempre. Adueñándose de todo el espacio escénico, como siempre.
Anoche, además, parecía que no se le iban a agotar jamás los
recursos y que estos surgían sobre la marcha de sus extremidades, de
su centro.
Gran inicio, por tanto, de este nuevo
ciclo que, en el contexto actual,no deja de ser un milagro: el de que
la sala grande del Teatro Central se llene cuando los intérpretes
van a taquilla. Ole por el público sevillano.
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