Guitarra: José Quevedo 'El Bolita'. Batería: Antonio Coronel. Percusión: Paquito González. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 7 de noviembre. Aforo: Media entrada.
Sin cante. Sin baile. Sin tangos. Una propuesta de riesgo que El Bolita sacó adelante con coraje y energía. Ahora entiendo un poco mejor a este guitarrista. En realidad es un pesado. Vale que tiene una fuerza, una vitalidad asombrosa. Pero su música es estática, quieta, solar, contemplativa. Es capaz de insistir en una sola nota dos años enteros, si lo considera necesario. De hecho este disco se ha cocinado durante casi una década. Exprime cada compás, cada acorde. Su toque es elefántico y ésa es su fuerza. Es el Tony Iommi del flamenco, para los que os guste el rock. Algo pesado y luminoso.
Sin cante. Sin baile. Sin tangos. Una propuesta de riesgo que El Bolita sacó adelante con coraje y energía. Ahora entiendo un poco mejor a este guitarrista. En realidad es un pesado. Vale que tiene una fuerza, una vitalidad asombrosa. Pero su música es estática, quieta, solar, contemplativa. Es capaz de insistir en una sola nota dos años enteros, si lo considera necesario. De hecho este disco se ha cocinado durante casi una década. Exprime cada compás, cada acorde. Su toque es elefántico y ésa es su fuerza. Es el Tony Iommi del flamenco, para los que os guste el rock. Algo pesado y luminoso.
De hecho los tanguillos son
un tema pleno de vitalismo y claridad atlántica. El Bolita se nutre de la
tradición tocaora jonda: soleares, bulerías, tarantas, rumba. Pero las lleva a
otro territorio. Que es el mismo. Las lleva a otro territorio pero sin moverse
del sitio. Su experimento consiste en profundizar en el sonido, en el compás,
en la nota. Profundizar por la vía de la repetición, la insistencia. Arte
minimalista, Minimalismo de Jerez. En las antípodas de la gracia y con una energía
asombrosa. Cada toque es una descarga tremenda, potenciada por una puesta en
escena y unos arreglos muy soprendentes. El trío lo forman un
guitarrista-percusionista y dos percusionistas. El Bolita se arriesga a ser él
mismo. Por eso gana la apuesta. Sonar personal, en un mundo de clones, es una
victoria.
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