por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







sábado, 23 de marzo de 2013

Alegría



‘Artesano’. Cante: Miguel Poveda, El Lombo. Guitarra: Manuel Parrilla, El Bolita, Jesús Guerrero. Palmas y coros: Luis Cantarote, Carlos Grilo, Joaquina Amaya, Ana Mari González. Piano. Joan Albert Amargós. Baile: La Lupi. Percusión: Antonio Coronel, Paquito González. Lugar: Auditorio Fibes, Sevilla. Fecha: 22 y 23 de marzo. Aforo: Lleno.

‘Artesano’ es un pequeño tratado de geografía flamenca: Jerez, Cádiz, Málaga, Sevilla, la Unión. Es también una instantánea de los diversos estados de ánimo flamencos que conforman la historia personal de Poveda y de los que atraviesa el cantaor en la actualidad, dominados por la alegría y la entrega energética. Son, para empezar las cosas de Cádiz: al mal tiempo mucho compás. Pero no es sólo Cádiz. Quizá la noticia es cantar la minera de Pencho Cros ante 6.500 personas en dos días. Pétrea, mineral, fina, plena de semitonos, de matices. Allí donde el adorno se convierte en esencia. Miguel Poveda ha ofrecido dos conciertos históricos este fin de semana en Sevilla. Su afición y su dominio técnico, ritmo y melodía, su carácter camaleónico y, probablemente, su origen extra andaluz, le permiten identificarse con todo el orbe flamenco. También estuvo Jerez, Santiago y La Plazuela, y Triana: más fiesta. Los tangos como forma primaria, alegría, sexo franco. En un mano a mano con La Lupi y ese coro femenino múltiple y dionisiaco. Todas las emociones flamencas, desde la nana de Bernardo a la malagueña de Chacón pasando por la soleá trianera. Inteligencia, un grupo de lujo. Y una novedad: un dominio escénico asombroso. 




Miguel Poveda se volcó, se rompió y, el viernes, al filo de las tres horas, pidió disculpas al público por irse a dormir y que tenía que volver el sábado. También la copla íntima, desolada, con el piano omnisciente de Amargós y la percusión polivalente de Coronel. Y la Lupi: ¡qué alegrías! Todas sus intervenciones fueron maravillosas. Y las alegrías sublimes. Qué bailaora múltiple, entregada, visceral, técnica, plástica y viva, próxima. Rotunda y bella, de melosa carnalidad. Todo el cante y toda la copla a la forma actual. La inteligencia de Poveda es tomar la melodía, el ritmo y la emoción básica del legado para darle la envoltura contemporánea, gracias sobre todo a los arreglos del Bolita. Jesús Guerrero es un clásico recién nacido: qué soleá marchenera morosa, solemne, épica e íntima. Tientos y seguiriyas en las manos de Manuel Parrilla fueron un dibujo en movimiento, una forma en constante mutación. Parrilla convierte en sorpresa lo que es tradición jerezana. 


Y Sevilla: la banda de las Tres Caídas irrumpe en escena y la marcha solemne da paso a la saeta dolorosa. Lole y Manuel en el recuerdo para dos o tres letras con todo el sabor del Tardón de Juan Manuel Flores: todo color. El final del concierto fue otro regalo, un par de temas de su nuevo proyecto, sobre textos lorquianos: el ‘Soneto de la carta’ musicado por Amargós y ‘La leyenda del tiempo’. Un fin de fiesta espectacular al que aún le quedaba el epílogo que fue la patá por bulerías, un nuevo dúo con La Lupi, para responder a una petición del público, ‘Tres puñales’. Sensualidad y lirismo en la voz, enormes músicos, gran puesta en escena, pulcritud en los arreglos y una estructura tan abierta como precisa. Es, fue, será, uno de los conciertos del año en Sevilla. Esta noche repite, no se lo pierda (si puede).

Fotos: Curro de María.

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