Cante: Diego Carrasco. Guitarra: Curro Carrasco. Bajo: Ignacio Cintado.
Batería: Ané Carrasco. Guitarra y percusión: Luis Periquín. Percusión: Juan
Grande. Coros y palmas: Maloco, Joselete. Lugar: Teatro Central, Sevilla. Fecha:
Martes, 12 de marzo. Aforo: Tres cuartos de entrada.
Es un género mismo. Inventa nuevos parámetros para el arte, cifrados en el compás, en su absoluta identificación con el soniquete en el que nació, barrio de Santiago, Jerez. 'Hippytano' no es su mejor trabajo, pero eso da igual. Su arte se sitúa, incluso, por encima del repertorio. Y eso que ha grabado algunas de las grandes canciones flamencas de los últimos cuarenta años, con letras maravillosas firmadas por él, o por Carlos Lencero, Pedro Ribera, etcétera. Todas sus creaciones están repletas de un profundo sabor flamenco y tradicional.
Es un género mismo. Inventa nuevos parámetros para el arte, cifrados en el compás, en su absoluta identificación con el soniquete en el que nació, barrio de Santiago, Jerez. 'Hippytano' no es su mejor trabajo, pero eso da igual. Su arte se sitúa, incluso, por encima del repertorio. Y eso que ha grabado algunas de las grandes canciones flamencas de los últimos cuarenta años, con letras maravillosas firmadas por él, o por Carlos Lencero, Pedro Ribera, etcétera. Todas sus creaciones están repletas de un profundo sabor flamenco y tradicional.
Ha marcado con su arte a figuras tan importantes del flamenco de las últimas
décadas como Camarón, Morente y Manolo Sanlúcar, por limitarme a tres de los
nombres más destacados.
Diego Carrasco es puro compás, es la felicidad de respirar por bulerías, es la sonrisa ancha de lo jondo. En la hora y media larga, nos regaló fragmentos de su arte y un par de clásicos: 'Ea' y 'Oliva y naranja'. Mago de los trabalenguas y la glosolalia, el flamenco es un juego muy serio. Diego va cortito, la banda se adueña una y otra vez de la escena: la voz recortada, rota, pulida. Pero es una voz cargada de experiencia y de luz, de color. Quiero más. De dolor también, porque la risa no es olvidarse del dolor sino saber amar y aborrecer.
Diego Carrasco es una fiesta que, como las ruedas primitivas de los niños, lleva confusa la historia y clara la pena. Poeta, juglar flamenco. En fin que, ya saben: "no canta, no baila, no toca... no se lo pierda". El arte de Diego Carrasco, tan feliz, tan fácil, es el más difícil de todos.
Diego Carrasco es puro compás, es la felicidad de respirar por bulerías, es la sonrisa ancha de lo jondo. En la hora y media larga, nos regaló fragmentos de su arte y un par de clásicos: 'Ea' y 'Oliva y naranja'. Mago de los trabalenguas y la glosolalia, el flamenco es un juego muy serio. Diego va cortito, la banda se adueña una y otra vez de la escena: la voz recortada, rota, pulida. Pero es una voz cargada de experiencia y de luz, de color. Quiero más. De dolor también, porque la risa no es olvidarse del dolor sino saber amar y aborrecer.
Diego Carrasco es una fiesta que, como las ruedas primitivas de los niños, lleva confusa la historia y clara la pena. Poeta, juglar flamenco. En fin que, ya saben: "no canta, no baila, no toca... no se lo pierda". El arte de Diego Carrasco, tan feliz, tan fácil, es el más difícil de todos.
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