Cante: José Ángel Carmona. Guitarra: Juan Requena. Baile: Joaquín
Grilo. Compás y coros: Los Mellis. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 4
de marzo. Aforo: Casi lleno
De los tres toques solistas, me quedo con el inicio del recital: sentimental, dulce, íntimo, entregado. En las colombianas y granaínas se complicó algo más la vida el tocaor. Cuando lo jondo se hace sofisticado, intelectual, necesita de un grado sumo de creatividad para no perder el equilibrio. En el primer toque Juan Requena fue el guitarrista ideal que es, su mejor versión. El otro protagonista de la noche sorprendió acompañándose a sí mismo por tarantas del Cojo con un laúd. El contraste tímbrico y tonal fue delicioso, pues ya sabemos que la taranta es el súmmum.
De los tres toques solistas, me quedo con el inicio del recital: sentimental, dulce, íntimo, entregado. En las colombianas y granaínas se complicó algo más la vida el tocaor. Cuando lo jondo se hace sofisticado, intelectual, necesita de un grado sumo de creatividad para no perder el equilibrio. En el primer toque Juan Requena fue el guitarrista ideal que es, su mejor versión. El otro protagonista de la noche sorprendió acompañándose a sí mismo por tarantas del Cojo con un laúd. El contraste tímbrico y tonal fue delicioso, pues ya sabemos que la taranta es el súmmum.
En la soleá por bulerías estuvo
redondo, fresco y voraz. Su voz es linda y mate aunque a lo largo del recital
ofreció un mismo estado de ánimo. Carmona es uno de los grandes cantaores de
hoy, volvió a demostrarlo. No relaciono especialmente al Grilo con la
seguiriya, aunque ciertamente estuvo maravilloso en este terreno. Incluso
introdujo la ironía, el juego, en el palo trágico por excelencia del flamenco.
Y es que el juego es su terreno. Por eso en las alegrías y en las bulerías
"destapó el tarro de las esencias", que diría el clásicos. Inventando
el baile flamenco sobre la marcha, haciéndolo nacer como forma de expresión de
una emoción primaria humana, mamífera: la alegría. Joaquín el Grilo es la
fiesta, la celebración de la vida. En su arte sublime, en su dominio del
compás, cabe todo, desde Chaplin a Chiquito. Todo el flamenco.
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