53º Festival Internacional del Cante de las
Minas. ‘Flacomen’. Baile: Israel Galván. Cante: Tomás de Perrate. Percusión y
saxos: Proyecto Lorca (Juan Jiménez y Antonio Moreno). Violín y bajo eléctrico:
Elo Cantón. Lugar: Antiguo Mercado de La
Unión (Murcia). Fecha: lunes, 5 de agosto. Aforo: Tres cuartos de entrada.
No con un par sino con cuatro, músicos, salió
Israel Galván ayer a las tablas del Antiguo Mercado de La Unión. Todos sabemos
del carácter arrojado de este intérprete. ‘Flacomen’ ha sido la propuesta de
más riesgo que se ha visto jamás en La Unión. La seguiriya eléctrica, la soleá
punk, que no la de Tomasito sino la de La Serneta. Son cosas que ya hemos visto
en propuestas anteriores de Galván. `Flacomen’ es, también una recopilación de
sus hallazgos coreográficos, musicales, conceptuales. Y una cosa nueva. El arte
de Galván es el de la composición, el de la división y nueva combinación de
elementos. Seguiriya eléctrica que evoca, también, a Morente, a Vicente
Escudero y a vaya usted a saber qué más. Galván es barroco y culterano y no
pocas referencias se me escapan, usted disimule. El centro es un baile
omnívoro, de oído absoluto, donde Galván es, también, un músico más. El taranto
y la levantica y las músicas académicas del siglo XX que Proyecto Lorca hacen
para su deleite, nuestro deleite.
De repente, la guitarra granadina de Montoya
suena en el vibráfono y una refrescante brisa caribeña recorre el patio de
butacas. Antonio Moreno es Fernando Vilchez, antes de que Perico Sambeat
inventara el flamenco-bop. Pues ya digo que las referencias son infinitas
porque la mente y el cuerpo de Galván no paran un momento. Con todo, hay
espacios para el puro disfrute instrumental y para el silencio, que el público
acoge con recogimiento, respeto y entrega. Y hasta devoción. Cierto que desde
el inicio un sordo rumor de deserciones recorre el aire. Mas la larga ovación
del final es un milagro en este escenario, uno de los más tradicionales del
arte jondo. Ovación que el público sostiene más tiempo que el artista, que hace
muecas de dolor. Tanta ha sido la entrega que se ha lesionado. Arte del siglo
XX para los hombres y mujeres del XXI. Dolor y belleza. Y experimentación,
juego, aunque todos estemos más serios que un ajo.
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